Para una audiencia de habla hispana, el Islam es a menudo presentado como una ‘religión monoteísta en la tradición del Judaísmo y el Cristianismo’; y a menudo nosotros, con la mejor de las intenciones, agregamos: “La diferencia es que nosotros creemos en un sólo Dios”.
Sin embargo, temo que esto no expresa la esencia de At-Tawhid, el concepto islámico de Monoteísmo. No se trata del hecho de que existe un solo Dios y eso es todo. Si este fuera el caso, sería muy poco lo que nos diferenciara de los cristianos y los judíos, quienes también conceptualmente creen en un solo Dios (a pesar de las formulaciones teológicas diferentes). Lo que hace la diferencia es que nosotros creemos en un solo Dios (Al-lah), y además creemos que sólo Dios Merece y Debe ser adorado.
El corazón del Islam está envuelto en el mensaje de ‘La ilaha il-la Al-lah’: “No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado, excepto Al-lah”. En otras palabras, esto significa que sólo debemos alejarnos de los ídolos de piedra o madera, sino también de los ídolos de ideología. Hoy en día, la humanidad, estimulada por la cultura occidental, adora a muchas cosas, pero sobre todo, se adora a sí misma.
El secularismo es la ideología de los países de Occidente (e incluso de algunos países musulmanes). La razón por la que esto funciona tan bien es porque es la mejor y más moderna forma de engañar a las personas para alejarlas de Al-lah. En vez de estimular a las personas a adorar figuras e imágenes, el nuevo Shirk (politeísmo) les dice que se adoren a sí mismas. ¡Cada uno es un dios!
El sueño americano se ha convertido en la construcción de una sociedad en la cual cada quien es su propio dios, y hace lo que quiere hacer sin preocuparse por las consecuencias. Naturalmente, esta es una idea muy atractiva. Haz lo que tú quieras, haz lo que sientas, ¡siempre estarás bien! ¡Cada hombre es su propio juez y jurado!
Pero el ser humano es, por naturaleza, un ser frágil. A pesar de que esta sociedad se autoproclama ‘libre’ e ‘individualista’, América es más conformista que muchas otras sociedades del mundo. Una mujer joven que no tenga un cuerpo perfecto, es descartada. Un hombre joven que no asista a fiestas o que no tenga suficientes chicas, no es un verdadero hombre, y este es el más interesante ejemplo de todos.
En el Islam, el rol del hombre es honorable a causa de su sacrificio y responsabilidad. Un hombre noble y virtuoso es el que es piadoso, el que trabaja duro, el que provee para su familia, se sacrifica por su esposa y siempre es fiel a ella. Así, el carácter del musulmán es responsable y fuerte, porque el musulmán acepta lo que Al-lah le Da en confianza, el Islam, y no se aleja de él.
La sociedad occidental, por otro lado, predica que cada quien es un dios, y así, nunca tienes que disciplinarte a ti mismo. El resultado es una sociedad hecha de gente débil, egoísta y de mente estrecha (probado por los alarmantes índices de suicidio, crímenes violentos, depresión y divorcios).
Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Por cierto que He creado a los genios y a los hombres para que Me adoren} [Corán 51:56]. El instinto de adoración es una necesidad intrínseca del ser humano. Un intento para erradicar la adoración en todas sus formas, fue el comunismo, y el comunismo – como lo atestigua la historia – falló y continúa fallando miserablemente. Debido a la evolución del pensamiento occidental y la sociedad occidental, el instinto de adoración ha sido encausado lejos de Al-lah, hacia los individuos.
Sin embargo, los seres humanos no tardarán mucho en darse cuenta que nosotros, como individuos, somos ídolos patéticos. A una edad muy corta, nos damos cuenta de que somos propensos a fallar, y a menudo fracasamos en muchas cosas que sinceramente deseamos hacer. ¿Cuántos niños quieren jugar algún deporte profesionalmente, pero nunca pueden hacerlo?
Así que, en lugar de eso, la gente empieza a adorar ideas. Ellos atribuyen poder a esas ideas. Ellos comienzan a creer que todos los gobiernos son poderosos, o que las banderas, origen étnico, tribus o idiomas, encierran poderes místicos.
En Europa, la creencia popular es que todo grupo lingüístico merece un país, porque un grupo lingüístico es una entidad inmortal, que tienen muchos miembros que llegan y se van, pero tiene una raíz que no cambia.
Pero nosotros, como musulmanes rechazamos todo esto, porque sabemos que simplemente no es más que Shirk (asociación en la adoración de Al-lah), lo cual es un pecado imperdonable. ¿Por qué es imperdonable? La esencia del Islam, como lo mencionamos anteriormente, no solamente es creer en Al-lah, sino también adorarlo solo a Él y convertirlo en el centro de todos nuestros asuntos. Si ponemos un intermediario, lo que fuera, entre nosotros y Al-lah, estaríamos corrompiendo la pureza de nuestra fe.
Cuando el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, vino a los árabes de la Meca en el año 610 d.C. con un mensaje que provenía directamente de Al-lah, esos árabes no eran ateos. Ellos creían en Al-lah, ellos creían que Él Era la deidad más poderosa; y, lo más interesante, ellos creían que Él no Podía ser representado por un ídolo físico. Sin embargo, ellos creían que muchos ídolos intercedían por ellos (de hecho, más de trescientos dioses menores). En otras palabras, los paganos creían que existían canales entre el individuo y Al-lah, y que estas barreras necesitaban ser adoradas.
La moderna sociedad occidental no es diferente. Los políticos americanos a cada rato invocan el nombre de Dios. ¿Cuán a menudo escuchamos al presidente Bush decir ‘Dios bendiga América’? Tome cualquier moneda de Estados Unidos de su billetera y en ella encontrará escrito en letras prominentes el lema americano: ‘Confiamos en Dios’. Así, superficialmente, la sociedad americana no rechaza a Dios. Más bien, cree en Dios y afirma reconocerlo como el Ser Supremo. Sin embargo, la sociedad americana hace de las personas dioses e intermediarios, hasta tal punto que Dios mismo Es completamente ignorado.
Este también es un plan americano para el mundo islámico (empezando desde EEUU hasta Afganistán). Ellos nos enseñarán que no tienen ningún altercado con Al-lah, sino que sólo quieren darnos democracia para ‘modernizarnos’ y darnos ‘progreso’.
Si decidimos ir por este camino nefasto, encontraremos, para nuestro horror, que Al-lah no se negará. Él – y Sea Exaltado por encima de tales comparaciones - Será descartado a tal punto, que la gente se convertirá en atea que niega serlo. Que Al-lah nos Salve de esta fatalidad, y me disculpo por la dureza de la predicción, pero sabemos que una vez que se abre el camino para la más mínima desviación, esta desviación es como una bola de nieve. Así es como se destruyeron las religiones antes de nosotros, ¿cuántas veces Al-lah nos Pide que reflexionemos en la historia? La decisión es, como siempre, ¡nuestra!