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La mujer y la oración del ‘Id

La mujer y la oraciَn del ‘Id

El Islam honró a la mujer y la igualó al hombre en lo referido a los actos de adoración obligatorios. Las mujeres, por otra parte, son alentadas a asistir a los encuentros públicos el día del ‘Id Al Fitr y el ‘Id Al Ad-ha, con el fin de que puedan tomar parte en estas festividades benditas. Esto está manifestado en diferentes Hadices registrados por Al Bujari y Muslim, en los cuales percibimos que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ordenó que todas las mujeres deban salir a estas festividades, incluyendo las adolescentes, las niñas que todavía no han alcanzado la pubertad, y las vírgenes, quienes regularmente permanecen en estado de recogimiento; él ordenó inclusive que las mujeres menstruantes salieran para tomar parte de esta ocasión festiva, y que se mantuvieran a distancia del lugar de oración. Su preocupación para que todas las mujeres asistieran a la oración en los dos ‘Id era tan grande que ordenó a quien tuviera más de un Hiyab que se lo diera a una hermana que no tuviera ninguno. De esta forma, estimuló tanto la asistencia de todas las mujeres a las oraciones del ‘Id, como el apoyo y ayuda mutua para realizar acciones buenas y virtuosas.

 
Umm ‘Atiah relató:
 
"El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos ordenó asistir a las oraciones del ‘Id, incluso a las adolescentes, a las niñas que todavía no han alcanzado la pubertad, y a las vírgenes, quienes habitualmente permanecen apartadas. Y ordenó a quienes estuvieren menstruando, mantenerse a distancia del lugar de oración."
 
"Se nos solía enviar a los dos ‘Id, incluyendo a las mujeres que estuvieran en estado de recogimiento y fueran vírgenes. Las mujeres menstruantes también salían y permanecían detrás de la gente, uniéndose en At-Takbira"
 
"El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos pidió sacar a las adolescentes, a las niñas que todavía no han alcanzado la pubertad, a las mujeres menstruantes, y a aquellas que habitualmente permanecen en estado de recogimiento al ‘Id Al Fitr y al ‘Id Al Ad-ha, para que puedan compartir las ocasiones festivas de los musulmanes, pero las mujeres menstruantes no se quedaban en el momento de la oración."
 
Yo dije: '¡Oh, Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, de nosotras hay quienes no tienen Hiyab!' Y él dijo: 'Dejad que vuestra hermana se vista con uno de vuestros propios Hiyab.'
 
Al Bujari registró lo siguiente:
 
"Muhammad Ibn Sallam nos comentó que ‘Abd Al Wahhab relató de Aiub, y éste de Hafsah Bint Sirin, quien dijo: 'Nosotros solíamos impedir a nuestras niñas que no habían alcanzado la pubertad ir a los dos ‘Id."
 
   Cierta vez vino una mujer y permaneció en el castillo de Banu Jalaf y narró algo de su hermana. El esposo de su hermana había tomado parte de doce campañas militares junto al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y su propia hermana le había acompañado en seis de éstas. Ella relató lo siguiente: "Solíamos atender a los enfermos y heridos." Su hermana preguntó al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: ¿Hay algo de malo si una de nosotras no tiene el Hiyab y nunca sale por tal razón? A lo que él replicó: "Dejad que vuestras amigas le den uno de sus Hiyab para que ella pueda salir a la luz y reunirse en las asambleas justas de los musulmanes." Hafsah en tanto dijo: "Cuando Umm ‘Atiah llegó, me presenté ante ella y le pregunté: "¿Escuchaste decir eso al Profeta? A lo que ella contestó: "¡Qué mi padre sea sacrificado por él! Claro que lo hice. Ella nunca lo mencionó sin decir ¡Qué mi padre sea sacrificado por él! Yo escuché decir al Profeta: "Dejad a las jovencitas que habitualmente permanecen en recogimiento y a las mujeres menstruantes salir fuera y asistir a las reuniones justas de los creyentes, pero mantened alejadas a las menstruantes del propio lugar de oración." Hafsah dijo: 'Le pregunté: ¿Aún a las mujeres menstruantes? Ella respondió: "Sí, ¿Acaso las mujeres menstruantes no están presentes en ‘Arafat y en otras ocasiones también?"
 
   Al Bujari también narra otro relato de Umm ‘Atiah, en el cual ella dice lo siguiente:
 
"Se nos solía mandar a salir el día del ‘Îd, y hasta sacábamos a las vírgenes de su recogimiento y a las menstruantes, quienes se situaban detrás de toda la gente, uniéndose en sus Takbirat y plegarias, procurando la bendición y pureza de aquel día."
 
   Estos Hadices nos dan una clara señal de la preocupación del Profeta por el beneficio intelectual y espiritual de las creyentes. Ordenó a todas las mujeres a salir y participar de la oración del ‘Id, incluyendo a quienes estuvieran menstruando; aun cuando las mujeres menstruantes están excusadas de orar, y no se les permite entrar al lugar de oración. Pero su llamamiento estaba dirigido a todas las mujeres, debido a su preocupación por que ellas tomaran parte de estos dos benditos acontecimientos y participaran en las reuniones justas de los creyentes, uniéndose en las Takbirat y las Ad‘iah (plegarias), y siendo parte de la vida pública del Islam, lo cual está tratado en la Jutbah (sermón) que sigue a la oración del ‘Id.
 
El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, estaba interesado en la enseñanza y guía de las mujeres, y quería que jueguen un rol en la construcción de la sociedad musulmana, por eso dedicó parte de su Jutbah a las mujeres. Él más tarde, se aproximó al sitio donde las mujeres se reunían y les recordó y exhortó el bien, haciendo de esta acción un deber del Imam. Esto lo encontramos en un Hadiz recopilado por Al Bujari y Muslim de Ibn Yuraiy, quien manifestó:
 
"‘Ata' me dijo: "Oí a Yabir Ibn ‘Abdullah decir: 'El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam se levantó en ocasión del ‘Id Al Fitr y dirigió a la gente en la oración. Comenzó la oración antes de la Jutbah (sermón) y luego se dirigió hacia la gente. Cuando el Profeta terminó su Jutbah, se acercó a las mujeres y habló con ellas, mientras se apoyaba sobre el brazo de Bilal, y éste tendía su manto para que las mujeres colocasen su Sadaqah (limosna) en el mismo. "Yo (Ibn Yuraiy) le pregunté a ‘Ata': '¿Era el Zakat Al Fitr?' A lo que él respondió: 'No, era la Sadaqah que ellas daban en aquella época; una mujer arrojó su anillo dentro del manto de Bilal, entonces otras siguieron su ejemplo.' Le dije después a ‘Ata': ¿Es acaso un deber para el Imam acercarse a las mujeres y dirigirse a ellas al finalizar su Jutbah? Él me respondió de la siguiente manera: 'Ciertamente que lo es. Ése es un deber de ellos; y es incorrecto que no lo hagan actualmente."
 
   De acuerdo a este Hadiz, el Profeta,  sallallahu ‘alaihi wa sallam, exhortaba y recordaba a las creyentes para que aceptaran la Sadaqah, que ellas mismas concedían voluntariamente. Otro Hadiz también recopilado por Al Bujari y Muslim de Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, a través de Ibn Tâûs, añade que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recordaba también a las mujeres su Bai‘ah (juramento de fidelidad) y reconfirmaba su adhesión al mismo. Ibn ‘Abbas dijo al respecto:
 
"Yo asistía a las oraciones del ‘Id junto al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y (después de su muerte) con Abu Baker, ‘Umar y ‘Uzman. Ellos hacían la oración antes de la Jutbah. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cierta vez bajó del Minbar - y es como si pudiera verlo ahora, indicándoles que se sentasen - luego salió de entre la multitud hasta llegar a las mujeres. Bilal se encontraba junto a él, y recitó:
 
{¡Oh, Profeta! Cuando las creyentes se presenten ante ti para prestarte juramento de fidelidad, comprometiéndose a no atribuirle copartícipes a Al-lah...} [Corán 60:12]
 
    Hasta el final de la aleya, luego dijo: '¿Vosotras os adherís a esto?'' Solamente una mujer contestó: 'Sí, ¡Oh, Profeta de Al-lah?' Y él no conocía hasta ese momento quién era ella. Dijo él: 'Entonces dad la Sadaqah', y Bilal extendió su manto. Al hacer esto el Profeta dijo: 'Vamos ¡Qué mi padre y mi madre sean sacrificados por vosotras!' De este modo, comenzaron a arrojar sus anillos y joyas en el manto de Bilal."
 
   No hay duda que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se dirigía hacia las mujeres en el lugar de oración, el día del ‘Id, recordándoles acerca de su religión. Y que recibía caridad de ellas reconfirmando su adherencia al juramento de fidelidad, complaciéndoles en recordar las enseñanzas del Islam, y motivándolas a realizar buenas obras. Todo ello se lograba al convocarlas a participar de las oraciones comunitarias en ambos ‘Id. Esto es un signo de la importancia de la oración comunitaria en la vida del individuo musulmán y en la sociedad islámica.
 
   Aunque el Islam no obliga a las mujeres a asistir a la oración comunitaria en la mezquita, dondequiera que las mujeres se reúnan, se las alienta a ofrecer las oraciones Fard (obligatorias) en congregación. En este caso, quien lidere la plegaria debe situarse al medio de la primera fila, no enfrente, y no deben pronunciar el Adhan o la Iqamah. Esto es lo que Um Salamah, que Al-lah esté complacido con ella, la esposa del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, acostumbraba hacer cuando dirigía a otras mujeres en oración.
 

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