Una reflexión de la grandeza de Dios
{Glorificado sea Aquel que creó todas las especies en pares; las que brotan de la tierra, los seres humanos y otras [criaturas] que desconocen} [Corán 36:36]
Crear opuestos como el bien y el mal proviene de la perfección de la Sabiduría de Dios, y es por Su Gracia que las podemos observar. También refleja su Grandeza y Perfección el haber creado la noche y el día, lo dulce y lo salado, el calor y el frío, el dolor y el placer, la muerte y la vida, la enfermedad y la salud. A pesar de que los atributos de Dios son inherentemente perfectos, no verlos manifestados en el mundo nos haría menos capaces de reconocer la Grandeza de nuestro Creador. Si no fuera por la creación misma, reconocer la cualidad de Creador de Dios sería más difícil. Si no fuera porque Dios creó gente que exhibe maldad, reconocer Sus cualidades [de Dios] de Perdón y Clemencia, incluso las de Justicia y Dominio, sería mucho más difícil. Si un rey se limitara a una sola de las acciones que puede realizar, no estaría al tanto de sus propias capacidades, o desconocería el gran beneficio que ellas podrían brindar a otros. En cuanto a Aquel con conocimiento y habilidad perfectos, no se limita a Sí Mismo a un solo tipo de acción, ya que sería una falla en Su soberanía. Es parte de Su habilidad perfecta el poder dar y retener, recompensar y castigar, elevar y degradar, honrar y humillar, empoderar y derrotar, acelerar y demorar, beneficiar y herir. Al mismo tiempo, se debe a Su sabiduría que, dado que los seres humanos no son idénticos, no son tratados de forma idéntica, ya que eso iría en contra de Su justicia perfecta. El Corán está lleno de reprobación a aquellos que equiparan cosas muy distintas (como Dios y el hombre) y aquellos que discriminan entre equivalentes (como el color de la piel); entonces, ¿cómo podría Dios condenar algo como un defecto y luego ser descrito con tal defecto? Al-lah dice: {¿Acaso quienes obran mal piensan que los igualaré, tanto en esta vida como en la otra, con quienes creen y obran rectamente? ¡Qué mal juzgan!”} [Corán 45:21]. Por consiguiente, si se deben manifestar los bellos nombres y atributos de Dios, la lógica demanda que los opuestos existan. De estar ausentes, los atributos de Dios no existirían, lo cual es inconcebible (Ibn Al Qaiem).
El Corán y la Sunna nos suelen recordar que el amor y compasión de Dios por la gente no tienen paralelo y que son tan grandes como Él. En muchos casos, no es otra cosa más que la manifestación del mal lo cual permite que estos Atributos Divinos se manifiesten. Es por eso que las siguientes “sabidurías” no son explicaciones aisladas, sino dimensiones de cómo el amor, la compasión y la bondad de Dios por Sus siervos yacen en el centro de cada cosa buena y mala.
Dar sentido a la vida
{Bendito sea Aquel en Cuyas manos está el reino y tiene el poder sobre todas las cosas. Él es Quien creó la muerte y la vida para probarlos y distinguir quién obra mejor. Él es el Poderoso, el Perdonador} [Corán 67:1-2]
Las pruebas requieren por naturaleza de alguien que esté lidiando con desafíos y superando obstáculos antes de ser coronado vencedor. ¿Deberíamos esperar alguna otra cosa de esta prueba que llamamos vida? El beneficio de comprender por qué existimos es enorme, ya que son las falsas expectativas la causa más grande de las frustraciones de la gente. Cuando reducimos la expectativa de Dios a “amor incondicional”, y luego esperamos que Dios nos trate como si fuéramos Sus mascotas, nos desilusionaremos con un mundo que nunca había de ser un paraíso hedonístico y siempre consideraremos a cualquier cosa que se oponga a nuestros deseos como un mal. Pero si evitan esta concepción errada, la gente puede recalibrar sus expectativas y mejorar su determinación para seguir cuesta arriba en esta breve vida. Dios dice al respecto: {Toda alma probará la muerte. Los pondré a prueba con cosas malas y cosas buenas, pero finalmente volverán a Mí para ser juzgados” [Corán 21:35]. Al Alusi explica: “Te probamos con aquello que gusta y disgusta; ¿serás paciente y agradecido, o descreerás e ignorarás?”. En otra sección del Corán Dios dice: {¿Acaso piensa la gente que se los dejará decir: “¡Creemos!”, y no van a ser puestos a prueba? Puse a prueba a quienes los precedieron, para que Dios hiciera evidente quiénes son los sinceros y quiénes los mentirosos”} [Corán 29:2-3]. Estos versículos son particularmente valiosos en la discusión de la teodicea, pues nos ayudan a darnos cuenta de que la sujeción al bien y al mal no es solo una prueba de conducta, sino también una prueba de fe: una prueba de fuego para las dudas, no solo para los deseos. A través de estas pruebas se revelan las convicciones y la lealtad de una persona, especialmente cuando es incapaz de identificar la sabiduría de un evento en el universo.
Especialmente cuando se le pone a prueba con el mal, cuando los martillos de las dificultades se desploman, la mente y el corazón de una persona se inclinan hacia las preguntas más valiosas sobre las realidades de este mundo, su Creador y su propósito en él. Puesto de otra manera, no tendría sentido entrar al salón de examen de la vida con todas las respuestas en la mano, y son los desafíos los que nos llevan a buscar fervientemente esas respuestas. Una vez que lo hacemos, no solo encontramos a Aquel que tiene las respuestas, sino que descubrimos que Él mismo es la respuesta. Quizás es por ello que los versículos que citamos arriba dan comienzo a un capítulo del Corán que termina con: {A quienes se esfuercen por Mi causa los guiaré por Mis caminos. Dios está con los que hacen el bien} [Corán 29:69].
Deberíamos notar que, desde la perspectiva islámica, estas pruebas implican mantener o volver a la pureza, no superar “males inherentes”. Dios creó al hombre con rectitud moral: {Que he creado al ser humano con la mejor conformación} [Corán 95:4]. Luego, Él nos dio la habilidad de discernir el bien del mal [91:8] y nos envió para que nuestras mentes, corazones y cuerpo entero sean examinados [76:2]. Si evitamos el adoctrinamiento corrupto y las inclinaciones desviadas, permaneceremos rectos en todo asunto. Dios también dotó a cada persona con una Fitra (disposición natural) que resiste las malas influencias que buscan destruir la belleza de esa naturaleza original. Es por eso que los humanos rectos y su Fitra definen a la humanidad en esencia. En cuanto a aquello que nos seduce al mal, es lo que hace que la vida sea una prueba, pero solo tiene efecto cuando permitimos que se debilite la voz de la Fitra centrada en Dios, y cuando no se aviva su llama Divina.
Dado que la vida fue diseñada para ser una prueba, esta última carecería de sentido sin tener un grado de libre albedrío. De otra manera, ¿cómo podrían ser nuestras buenas obras recompensadas o nuestras malas obras reprendidas si fuéramos como plumas en el viento, sin ninguna capacidad de acción? Alvin Plantinga, en La naturaleza de la necesidad, señala que el bien moral requiere del mal moral: “Sin embargo, el hecho de que estas criaturas libres se equivoquen a veces no va en contra de la omnipotencia de Dios ni de Su bondad, ya que solo podría haber evitado la aparición del mal moral si hubiera eliminado la posibilidad del bien moral”. Evaluar el compromiso de las personas con el bien moral es el propósito de la vida y la razón por la que debe existir el mal.
La humildad ante Dios la aceptación de Su sabiduría constituyen la forma más elevada de bien moral. Resignarnos a que solo podemos ver pixeles mientras que Dios ve toda la imagen es una enorme prueba de humildad intelectual. Aceptar que somos como una hormiga en una alfombra que ve esa obra maestra sobre la que camina como una jungla requiere de la más profunda humildad. Observar la grandiosidad de Dios y admitir que no somos como Él, y admitir que hay cosas que no podemos ver y que hacen de ciertos males un misterio, son la prueba más básica de la fe en lo oculto. Como dice Dios: {Hay gente cuya fe está siempre al borde [de la incredulidad]. Si les ocurre un bien se sienten tranquilos; pero si les ocurre una desgracia reniegan de la fe, perdiéndose la recompensa de este mundo y el otro. Esa es la auténtica perdición} [Corán 22:11].
Similarmente, cuando los ángeles le cuestionaron a Dios la creación de humanos que cometerían pecados, estuvieron completamente satisfechos con la respuesta de que Dios conoce lo que ellos no. Aceptaron Su sabiduría superior con humildad y fe completa en el Conocimiento Divino: {Y [menciona, oh, Muhammad] cuando tu Señor les dijo a los ángeles: “He de establecer en la Tierra a quien la herede”, dijeron: “¿Pondrás en ella a quien la corrompa [devastándola] y derrame sangre siendo que nosotros Te glorificamos y santificamos?”. Dijo: “Yo sé lo que ustedes ignoran”} [Corán 2:30].
Ibn Al Yauzi (fallecido en 1201) dijo: “La mente ha reconocido la sabiduría del Creador, y que no tiene falla o defecto. Este reconocimiento la obliga a abstenerse de [objetar] aquello [de esa sabiduría] que está oculto de ella. Cuando algún asunto no es claro, sería incorrecto determinar que el principio en sí mismo es inválido”. Por ejemplo, ¿qué lógica posible podría haber en dañar un bote y someter a su tripulación a hundirse? ¿Qué sabiduría podría existir en asesinar a un pequeño niño? En la historia del Profeta Moisés y Al Jidr [18:60-82], esos males aparentes se nos revelan y vemos los finos detalles del tapiz Divino. Esta historia demuestra que frecuentemente no podemos comprender el motivo detrás de ciertos males aparentes. Moisés, la paz sea con él, no sabía que dañar ese bote previno que fuera confiscado a la fuerza por un rey pirata, y que matar a ese niño puro fue por misericordia para él y sus padres, evitándoles un mal mayor de haber llegado a la madurez.
Continúa …