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Hafsah Bint ‘Ümar, la esposa del Profeta en el Paraíso II

Hafsah Bint ‘Umar, la esposa del Profeta en el Paraíso II

Aprendemos del libro del Imam Al Bujari que Hafsah era un tanto mal humorada y que incluso a veces le respondía al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Un día, su padre, ‘Umar Bin Al Jattab, que Al-lah Esté complacido con él, y a donde ella estaba y le preguntó: “He escuchado que tú hablas con el noble Profeta como si estuvieses en igualdad de condiciones con él. ¿Es eso cierto?” Hafsah respondió: “¡Por supuesto que lo hago!” ‘Umar le dijo: “Hija mía, te advierto sobre el castigo de Al-lah. No compitas con ‘A’ishah, quien está orgullosa por su belleza y por el amor que el profeta le tiene”.

 

 

Hafsah nunca dudaba en preguntarle al noble Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, sobre cualquier tema o problema. Un vez el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Los que lucharon de Bader y de Hudaibiah no entrarán al Infierno”. Hafsah rápidamente dijo: “¡Oh, Profeta! Al-lah Dice que cada uno de ustedes pasará por el Infierno”. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le respondió: “¡Sí! Pero Al-lah también Dice en la Surah Mariam: {Luego, salvaremos a los piadosos y dejaremos en él a los inicuos de rodillas.} [Corán 19:72]

 

 

El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, divorció a Hafsah una vez cuando ella se puso en contra de él y divulgó su secreto (mencionado anteriormente, en la historia respecto a ‘A’ishah y el juramento del Profeta de no beber miel), pero Yibril (Gabriel), la paz sea con él, vino a él y le dijo que regresara con ella: “Toma a Hafsah de regreso porque ella se mantiene ayunando y realizando las oraciones en la última parte de la noche, y ella será tu esposa en el Paraíso”.

 

 

Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Cuando el Profeta confió un secreto a una de sus esposas [Hafsah] y ella lo contó [a ‘A’ishah, por lo que ambas se confabularon por celos contra el Profeta], Al-lah le reveló [al Profeta] lo ocurrido, y él le refirió [a Hafsah] una parte de lo que ella había hecho. Entonces, ésta le preguntó: ¿Quién te lo ha comunicado? Y Él respondió: Me lo ha revelado el Omnisciente, Él está bien informado de cuánto hacen Sus siervos. Arrepentíos ambas ante Al-lah, pues vuestros corazones se han apartado [del comportamiento correcto con el Profeta, y Al-lah os perdonará]. Y si seguís confabuladas [por celos] contra él, sabed que Al-lah es su Protector, y que le socorrerán el Ángel Gabriel, otros Ángeles y los creyentes virtuosos.} [Corán 66:3-4]

 

 

Ibn ‘Abbas narró: “Por todo un año tuve el deseo de preguntarle a ‘Umar Bin Al Jattab respecto a la explicación de un verso (de la Surah At-Tahrim [La Prohibición]), pero no le pregunté porque lo respetaba mucho. Cuando el fue a realizar el Hayy, yo también fui con él. A nuestro regreso, mientras aún estábamos camino a casa, ‘Umar se apartó a un lado para responder al llamado de la naturaleza, por los árboles de Arak. Esperé hasta que terminó y luego continué con él y le pregunté: ‘Oh, líder de los creyentes, ¿quiénes eran las dos esposas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que se ayudaron mutuamente en contra de él?’ Él dijo: ‘Ellas fueron Hafsah y ‘A’ishah’. Luego le dije: ‘Por Al-lah. Quería preguntarte sobre esto hace como un año atrás, pero no lo hice debido a mi respeto por ti’. ‘Umar dijo: ‘No te abstengas de preguntarme. Si tu piensas que tengo conocimiento (a cerca de ciertos temas), pregúntame; y si sé (algo acerca de eso), te lo diré’”.

 

 

Hafsah se dio cuenta de la gravedad de lo que le había hecho a su noble esposo al divulgar su secreto. Sin embargo, después que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, la perdonó, vovió a vivir en tranquilidad y reposo.

 

 

Hafsah parecía estar muy unida a su padre, quien solía consultarla en temas relacionados con mujeres. Una vez, él observó a una mujer recitando una poesía sobre su esposo que estaba lejos en el Yihad. ‘Umar se inquietó y le preguntó a Hafsah cuánto tiempo podía una mujer permanecer sin su esposo. Ella le dijo que seis meses, por lo que ‘Umar decretó que todos sus comandantes debía relevar a todo guerrero cada de seis meses.

 

 

Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, murió y Abu Baker lo sucedió, fue Hafsah quien fue elegida para guardar la primera copia del Noble Corán.

 

 

Ella continuó adorando a Al-lah con devoción, ayunando, rezando y guardando la copia de la constitución de los musulmanes, el milagro inmortal y la fuente de la legislación y la creencia: el Corán.

 

 

Cuando se hizo la segunda compilación del Corán durante el califato de ‘Uzman, le pidieron que trajera aquella copia, lo cual hizo luego de poner la condición de que cuando el trabajo fuese completado, su copia regresaría con ella.

 

 

Luego de que se hizo la copia estándar, ‘Uzmán decidió que todas las diferentes versiones del Corán fuesen destruidas, pero él no pudo hacer eso con la copia de Hafsah por la condición que ella había puesto. Fue solo después de su muerte que la copia fue descubierta y destruida.

 

 

Hafsah ocupa una elevada posición en lo que respecta a la sabiduría y la piedad. Ella reportó 60 ahadiz del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. De estos, cuatro fueron relatados en los dos Sahih, seis están en el libro del Imam Muslim y el resto están en otros libros de tradiciones.

 

 

Cuando su padre, el Califa de los musulmanes, sintió que estaba a punto de morir luego de haber sido apuñalado por Abu Lu’lu’ah el Zoroastra, en el mes de Dhul Hiyyah el año 23 de la hégira, Hafsah fue la guardiana de lo que él dejó de herencia.

 

 

Hafsah tomó la custodia de todos sus documentos importantes, incluyendo su copia del Glorioso Corán, el cual fue compilado durante el califato de Abu Baker.

 

 

Antes de su muerte, le pidió a ‘Abdullah Bin ‘Umar que su propiedad de Gahba fuese donada en caridad. Hafsah no tuvo ningún hijo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.

 

 

Hafsah, que Al-lah Esté complacido con ella, vivió con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en Medinah por ocho años, y continuó viviendo por otros treinta y cuatro años luego de su muerte, siendo testigo con alegría de las victorias y la expansión del Islam bajo la guía de su padre, y con tristeza por los problemas que afectaron a la comunidad musulmana luego del asesinato de ‘Uzman. Falleció durante el gobierno de Mu’awiah Bin Abu Sufian, en el año 47 de la hégira, a la edad de 63 años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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