“Él era César y el papa en uno; pero era el papa sin las pretensiones de éste, César sin las legiones del César: sin un ejército de renombre, sin un guardaespaldas, sin un palacio, sin una remuneración fija; si alguna vez un hombre tuvo el derecho de decir que gobernó por el derecho divino, él fue Muhammad, porque él tuvo todo el poder sin sus instrumentos y sin sus apoyos”.
(Mohammed y el Mohammadanismo, Londres 1874, p. 92)