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La valentía de pedir disculpas

La valentía de pedir disculpas

Pedir disculpas después de cometer algún error no es una señal de debilidad como algunas personas lo piensan, todo lo contrario, en realidad es indicio claro de valentía y confianza en sí mismo; además, es un mecanismo de limpieza y purificación del ser, es un medio perfecto para acabar con el rencor y la envidia, y elimina la duda sobre la persona y el comportamiento de quien tiene el valor de disculparse. Por todo lo anterior, la disculpa es una característica que identifica solo a las grandes personas, a los bondadosos y piadosos, pues esta particularidad solo puede surgir de un corazón limpio, que no ha sido manchado por el engaño ni el mal. Quien reconoce sus errores y se disculpa, se hace grande ante los demás, pues reparar y volver a la verdad es una virtud, y qué bello que es apresurarse al bien y a rectificar las equivocaciones.

Como el error es algo propio a la naturaleza humana, estos solo pueden ser borrados pidiendo disculpas. El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Todos los seres humanos cometen errores, pero el mejor de todos ellos es el que los reconoce y se arrepiente”. Un dicho árabe reza: “El agua del reconocimiento lava la suciedad de las faltas”.

Si revisamos la historia de esas personas que fueron bendecidas con la profecía, lo que los convirtió en los mejores seres humanos que han existido, nos encontramos con que ellos no eran soberbios y se disculpaban cuando tenían que hacerlo. Tenemos a Moisés, la paz de Al-lah sea con él, y su encuentro con Al Jidr, quien le había puesto como condición para enseñarle que no le preguntara nada, hasta que él mismo le explicara los motivos de su actuar y las lecciones que le quería dar; sin embargo, Moisés no le hizo caso y al no cumplir con lo que le había pedido este maestro, (siendo Profeta y Enviado de Al-lah) se disculpó, dijo Al-lah: {"Disculpa mi olvido, y no me sometas a una prueba difícil"} [Corán 18:73].

Noé se disculpó ante Al-lah por haberle suplicado algo que no le correspondía, dijo Al-lah: {Dijo [Noé]: "¡Oh, Señor mío! Me refugio en Ti de cuestionarte algo sobre lo que no tengo conocimiento; si no me perdonas y Te apiadas de mí, me contaré entre los perdedores"} [Corán 11:47].

Los biógrafos de la Sira del Profeta Muhammad registraron el episodio en el que el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, estaba organizando las filas en la batalla de Badr, en su mano tenía una especie de vara que usaba para ello, vio a Sawad Bin Gazia por fuera de la línea y le pinchó en el abdomen, y dijo: “Fórmense, fórmense”. Sawad, que Al-lah esté complacido con él, le dijo: “Mensajero de Al-lah, me dolió el pinchazo que me hiciste. Al-lah te envió con la verdad y la justicia, entonces tengo derecho a hacerte lo mismo que tú me hiciste”. Entonces el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, destapó su vientre y le dijo: “Adelante, haz justicia”. Sawad lo abrazó y besó su abdomen. Entonces el Mensajero de Al-lah le dijo: “¿Lo hiciste a propósito Sawad?”, le respondió: “Enviado de Al-lah, ves lo que nos espera en la batalla, así que quise que lo último que hiciera en mi vida antes de morir (pues había muchas posibilidades de que cayera en el campo de batalla) fuera abrasarte”. Entonces el Profeta de Al-lah hizo una súplica pidiendo todo el bien para Sawad. En este reporte vemos que el hecho de que pese a que él era el Profeta y en ese momento el comandante del ejército, no dudó en disculparse y hacer justicia, incluso en contra de sí mismo.

Cuando se liberó La Meca, los ansar (como se los llamaba a los habitantes de Medina) se dijeron entre ellos que una vez que La Meca fuera conquistada, seguramente que el Mensajero de Al-lah querría volver a su ciudad y a su gente. Abu Huraira dijo: “Entonces bajó la revelación, y cuando esto sucedía nadie se dirigía al Profeta hasta que terminara. Después, el Profeta llamó a los ansar y ellos acudieron rápidamente. El Mensajero de Al-lah les dijo: “¿Ustedes dijeron: ‘Una vez que La Meca sea conquistada, seguramente que el Mensajero de Al-lah querrá volver a su ciudad y a su gente’?”. Respondieron: “Sí, así es”. Les dijo: “No se preocupen, no los dejaré, yo soy el Enviado y Profeta de Al-lah, yo emigré por Al-lah y hacia ustedes, mi vida continuará junto a ustedes y moriré a su lado”. Se le acercaron llorando y diciendo: “Por Al-lah que no lo hicimos sino por el deseo de que permanezcas con nosotros”, el Enviado de Al-lah les dijo: “Al-lah y Su Profeta les creen y los han disculpado”. El Profeta de Al-lah no dejó pasar este episodio y decidió aclararles cuál era su posición para que no quedara nada en su interior, y los ansar por su parte, al escuchar al Enviado de Al-lah, se disculparon por haber pensado mal.

Abu Ad-Darda’, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Abu Baker y Omar estaban discutiendo, y Omar se disgustó y se marchó. Abu Baker fue detrás de él pidiéndole que lo disculpara y que pidiera perdón a Al-lah por él, pero Omar no lo hizo, entró en su casa y cerró la puerta. Abu Baker se dirigió a donde el Mensajero de Al-lah y le dijo que Omar era un contencioso. Al rato Omar se arrepintió por su actitud, entró, saludó y se sentó al lado del Mensajero de Al-lah y le contó lo que había pasado. El Enviado de Al-lah se molestó tanto que Abu Baker dijo: ‘Por Al-lah que yo fui el que fue injusto’”. Esa fue la actitud de Abu Baker, su posición no le impidió adelantarse y ser él el primero en disculparse.

Al-lah ama la disculpa

Al-lah, ‘Azza wa Yalla, abrió la puerta del perdón y no se cerrará hasta que el fin del mundo llegue. Esto es señal de que Él ama a Sus siervos, tiene misericordia y ama el perdón. El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “No hay nadie que ame más el perdón como Al-lah, por ello reveló el Libro y envió a Sus Mensajeros”. Anas Bin Malik, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el Mensajero de Al-lah dijo: “La calma es de Al-lah y la prisa del shaitan; y no hay nadie más perdonador que Al-lah y no hay nada más amado para Él que la alabanza”.

Tener cuidado de ofender o cometer errores

Pese a que Al-lah ama la disculpa y que Su ley y enseñanzas instan a disculparse cuando se comete una equivocación, la persona debe tratar de evitar, dentro de sus posibilidades, cometer errores. Anas Bin Malik, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Tengan cuidado de cometer cualquier acto del que después deban disculparse”. También dijo: “No hables algo de lo que después tengas que arrepentirte”.

Aceptar las disculpas es un comportamiento noble

Aceptar las disculpas de quien se equivoca con nosotros es un comportamiento generoso y honorable. Un ejemplo grande lo tenemos en lo que ocurrió con el Profeta José y sus hermanos, dijo Al-lah de ellos, cuando se disculparon con su hermano: {Dijeron: "¡Por Al-lah! Te ha enaltecido Al-lah muy por encima de nosotros. Nosotros estábamos en el error"} [Corán 12:91]. Pese a todo lo que le hicieron, él aceptó sus disculpas, dijo Al-lah: {Dijo [José]: "Hoy no les reprocharé nada de lo que hayan hecho en el pasado. Que Al-lah los perdone, Él es el más Misericordioso de los misericordiosos} [Corán 12:92].

Al Hasan Bin Ali, que Al-lah esté complacido con ambos, dijo: “Si una persona me insulta en este oído y se disculpa en mi otro oído, lo disculparé”.

Tenemos la necesidad de aprender el arte de la disculpa, pues ¿cuántas enemistades se hubieran evitado con tan solo una disculpa? ¿Cuántos hogares se hubieran salvado si sus miembros hubieran sido educados en el perdón? ¿Cuántas almas se hubieran curado si no hubiéramos perdido la valentía de pedir disculpas?

Le pedimos a Al-lah que nos perdone, Él es Perdonador y Bondadoso, y que Su paz y bendiciones sean con Su Profeta Muhammad. 

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