Desde el valle de ‘Arafat

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‘Arafat, eres un símbolo para la Ümmah (nación islámica) y el mensaje del Islam. ¡Cuánta gente no se ha parado en tu tierra llena de bendiciones, brotando de sus ojos manantiales de lágrimas! Én tus límites se han reunido gentes de todas las razas y clases, todos como iguales, los orgullosos y soberbios han salido de tus linderos rendidos y humildes. Én ti los pecados de todos aquellos que elevan sus súplicas de perdón han sido borrados, las necesidades de la gente han sido satisfechas y sus plegarias han sido escuchadas por el Clemente y Misericordioso al Ver que se han rendido ante &Éacute;l con temor y ansiedad.

Hermanas y hermanos en la fe, recordemos que en la actualidad nuestra Ümmah se ha dividido gracias a la ignorancia de muchos y el “eficaz” trabajo que ha realizado la gente que envidia a los musulmanes. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Desean los incrédulos de la Gente del Libro [judíos y cristianos] y los idólatras que no os descienda ningún bien de vuestro Señor, pero Al-lah Distingue con Su misericordia a quien &Éacute;l Quiere; y Al-lah És el poseedor del favor inmenso} [Corán 2:105] Por tal razón, Aquel que nos Ordenó hacer la Talbiah (invocación que se realiza durante la peregrinación), el Hayy y dirigirnos a ‘Arafat, acciones que hemos cumplido, nos Pide que nos preparemos y fortalezcamos con la Taqwa (temor a Al-la) que nos aleja de incurrir en lo que nos Ha Prohibido. ¿Acaso hay alguien que pida la riqueza pero no quiera bienes ni dinero?, así que recordemos que Al-lah no Humilla sino a aquellos que le desobedecen.
Pensemos en el consejo que nos dio hace 1.400 años nuestro Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, el día del Naher (sacrificio) en la planicie de Muna: “Pues, ciertamente, vuestra sangre, vuestras propiedades y vuestra honra serán sagrados entre vosotros, así como es sagrado este vuestro día, este vuestro mes y esta vuestra tierra. Que el presente informe al ausente. Tal vez entre los ausentes haya gente que, al oír de esto, lo entienda mejor que los presentes”. [Bujari]
La nación que se aleja de los mandatos de Al-lah y se sumerge en el estanque de la perdición está llamada a la decadencia y desaparición. Évoquemos el entendimiento que de este principio fundamental de supervivencia tenían los Sahabah (discípulos del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam), que Al-lah Ésté complacido con todos ellos; las generaciones que vinieron después de ellos, incluyéndonos a nosotros, no son mejores o comparables a su piedad y rectitud, sin embargo su ejemplo marcó una pauta de aplicación del Islam en sus más profundas expresiones de Taqwa. Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Ésté complacido con él, le dio el siguiente consejo a Sa’d Ibn Abi Waqas, que Al-lah Ésté complacido con él, uno de los primeros en aceptar el Islam, a quien el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, lo contó como uno de los moradores del Paraíso y héroes de la batalla del Qadisiah: “Que la presunción no se apodere de ti cuando te llamen tío y Sahabah del Profeta, pues Al-lah no Borra el mal con mal sino con bien y buenas obras. Sa’d, ante Al-lah no cuenta la nobleza de la ascendencia, solo la obediencia y sometimiento que se tenga a Su voluntad y a Sus órdenes; frente a Al-lah todos los seres humanos son iguales, &Éacute;l es su Señor y ellos Sus siervos, compiten en buenas obras y se distinguen por la Taqwa que hay en sus corazones”

Hermanos y hermanas en la fe, piensen en el sufrimiento por el que por años han pasado muchos musulmanes, ¿es que acaso han olvidado cuántos niños, mujeres y ancianos han sido víctimas de la agresión de los enemigos del Islam, y de cuántas propiedades, tierras y mezquitas han sido destruidas por esta gente llena de odio y envidia hacia los musulmanes? La actitud que debemos tomar es la que el Islam nos exige: ser gente pacífica, dedicada a establecer la buena convivencia con los demás, pero al mismo tiempo ser firmes con nuestra creencia y práctica, y no dejarnos envolver con falsos llamados en los que se nos pide que renunciemos a uno de los más básicos derechos que tiene toda persona, grupo, sociedad y nación cuando es agredida: la defensa. Éste es el ejemplo que estableció nuestro Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, que fue transmitido y aplicado por sus Sahabah y por los discípulos de sus Sahabah, el dolor y sufrimiento de un solo musulmán debe ser sentido por todos nosotros como propio. Necesitamos de una Ümmah seria y unida, comprometida con la práctica y aplicación de la Shari’ah, que cuando se exprese lo haga con entendimiento y sabiduría, que sea ecuánime y justa, que no se vaya al extremo de la pasividad y el descuido.

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