Aceptar la voluntad de Al-lah, sea que coincida o no con la nuestra, es un principio básico de nuestra fe.
Algunos años atrás, volvía de realizar, y no aprobar, por tercera vez consecutiva, mi examen de manejo, iba sentado frunciendo el ceño al lado de mi padre, en el trono de los fracasados, mejor conocido como asiento del pasajero. Mientras miraba por la ventana me preguntaba ¿por qué fallé? ¿Por qué es que a pesar de tanto practicar, y de estar seguro de que este sería mi día, no pude aprobar el examen?
Mi padre leyó mis pensamientos y delicadamente empezó a contarme una historia, cuya moraleja era que todo lo que Al-lah Hace tiene una razón.
Cuando estudiaban en la universidad, él y sus amigos decidieron escaparse de un difícil examen parcial para el cual sabían que no estaban preparados. Én su lugar, planearon un viaje del Cairo a Alejandría, donde tenían la intención de quedarse en casa de uno de sus amigos.
Partieron la noche antes del examen. Pero en el camino el vehículo se averió. Cuando por fin consiguieron repararlo, ya era demasiado tarde para continuar su viaje. Regresaron a Cairo derrotados, y se resignaron ante el hecho de tener que afrontar el examen (el cual todos aprobaron con mucha sorpresa).
Poco tiempo después, se enteraron que la casa en la que planeaban quedarse durante su visita había colapsado ese mismo día. Todo el balcón y la habitación donde iban a dormir se derrumbaron debido a la mala calidad de la construcción.
Éllos planearon y Al-lah Planeó; y el mejor de los planes fue el de Al-lah. Cuando su vehículo se averió ellos se sintieron muy mal pues sus planes se frustraron. Cuando las impresionantes noticias del desmoronamiento les llegaron, se dieron cuenta que Al-lah los Había Salvado.
Al-lah Dice en el Corán (lo que se interpreta así en español): {És posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros. Al-lah Sabe y vosotros no sabéis.} [Corán 2:216]
He escuchado este versículo muchas veces, igualmente lo he leído en repetidas ocasiones. Lo he recitado durante la oración y lo hemos tocado en las clases de Tafsir. Pero, ¿realmente estaba entendiendo su significado?
Sé que creemos que los planes de Al-lah son el factor decisivo en nuestras vidas, no importa cuánto tratemos de evitarlo. Sé que esto se hace evidente en nuestras vidas como el amanecer. Se hace evidente en todo lo que hacemos, desde lo mínimo (exámenes de manejo y de estudio) a lo monumental (nacimiento y matrimonio). Los escenarios se van dando, y entonces ocurre. “Él matrimonio es nasib”, lo escuchamos una y otra vez. Si no está en los planes de Al-lah para ti, no ocurrirá.
Pero en la práctica, ante las complicaciones de la vida, ¿cuántos de nosotros aceptan realmente que sus planes no salgan como se los planeo? ¿Nos ponemos a hacer suposiciones y nos quejamos? ¿Nos quedamos refunfuñando en el “asiento del pasajero” de la vida? ¿Planeamos artilugios y grandes finales para esquivar la realidad y alcanzar los resultados que nos ilusionan? ¿Aceptamos alguna vez con sabiduría que esto ha sido el Plan de Al-lah?
Aceptar la voluntad de Al-lah es parte de la satisfacción humana, en general. Ar-Rida: estar satisfecho y complacido con lo que tienes y lo que te se te ha dado. Sólo esta actitud hace que la vida sea más vivible y que las decepciones sean más fáciles de llevar.
Éxiste una razón detrás de todo lo que Al-lah Hace y Decreta
Analicemos lo siguiente: Én una ocasión, un hombre pobre le pidió al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, que le pida a Al-lah que le Dé riqueza. Él Profeta accedió y Al-lah Incrementó la fortuna de este hombre. &Éacute;l se compró una gran casa, un poco alejada de la mezquita del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, y no rezaba mucho en ella. Conforme sus riquezas aumentaban, el hombre se fue mudando más y más lejos, y venía a la mezquita cada vez menos.
Al-lah Sabía lo que la riqueza haría con este hombre. &Éacute;l lo Mantuvo pobre por esta misma razón. La fama y el poder, pasiones que la gente desea desesperadamente, y que alcanzan, tienen también muchas historias que nos advierten sobre ellas.
Puede ser que no entendamos por qué Al-lah Ha Decretado que vivamos en la pobreza, perdamos nuestros empleos o que seamos vencidos por nuestros oponentes. Pero hay una razón para todo ello, sin lugar a dudas. Puede que se trate de una prueba. Puede que sea una bendición. Én ambos casos debemos aceptarlo, pues es la voluntad de Al-lah.
Él Profeta, sallallaahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “...Y sabe que si todas las personas se unieran para beneficiarte en algo, no podrán hacerlo si Al-lah no lo Ha Decretado para ti. Y si todas ellas se unieran para perjudicarte en algo, no podrán hacerlo si Al-lah no lo Ha Decretado para ti. Las plumas que registran (los decretos de Al-lah) se han detenido y las páginas (donde se registran los decretos) se han secado”. [At-Tirmidhi]
Los planes de Al-lah están por encima de todos los demás planes. Puedes intentar irte por la derecha o la izquierda, pero al final acabarás en el camino que Al-lah Ha preparado para ti.
Así, en aquella tarde de primavera de mi tercer examen fallido, la historia de mi padre mejoró mi humor. Después de asimilar la impresión de saber qué tan cerca habían estado él y sus amigos de la muerte, me di cuenta cuán limitadas pueden ser nuestras mentes.
Había exagerado la insignificancia de mi fracaso en el examen, lo cual no decía mucho de mi carácter. Tal vez no estaba preparado aún para asumir tal responsabilidad. Tal vez Al-lah me Había Salvado de sufrir un accidente debido a mi falta de experiencia.
No tenemos una ventana hacia el futuro, ni un medio de saber la respuesta al "y qué si..." Pero tenemos a Al-lah, Quien nos Cuida. Tenemos a Al-lah con Su amor y misericordia, Preparándonos el camino y Guiándonos todo el tiempo. Ojalá siempre sea un camino recto y ascendiente.