Por otro lado, hay familias que esperan no a que los niños crezcan lo suficiente para unirse al viaje al Hayy, sino para que tengan la edad suficiente para quedarse al cuidado de otros. Üna madre joven del sur de California con dos hijos, explicó que aún no ha hecho el Hayy debido a que cuando estaba recién casada, parecía algo muy lejano. A pesar que ha recorrido el mundo, admite que el Hayy no era un viaje que hubiera tenido en mente. Ahora que tiene niños pequeños, ha decidido “no ir hasta que los niños sean lo suficientemente grandes como para no ser una carga para la persona que cuidará de ellos.” Éste parece ser un sentimiento común entre muchas familias jóvenes que están posponiendo el Hayy. Otra madre musulmana estadounidense hizo eco a estos sentimientos. Élla llegó a decir que, a pesar que no había pensado en el Hayy justo después de casarse (cerca de 10 años antes), ellos no habían estado en capacidad de hacerlo en todo caso. Cuando recién casados, eran estudiantes con un presupuesto apretado. Tomar un viaje de varios miles de dólares no era algo prioritario, la compra de alimentos y libros consumía la mayor parte de sus ingresos. Ahora que se lo pueden permitir, no quieren dejar a los niños atrás. “Nuestra razón principal es que los niños son muy pequeños para dejarlos. Tienen muchas necesidades por ahora.” Al igual que la madre del sur de California, esta madre nativa de la costa este tiene dos niños y también está esperando el momento adecuado.
Muchas familias jóvenes también han aumentado los miembros de la familia en el hogar, incluyendo a los abuelos. Cuando los abuelos están viviendo con una familia joven, el padre y la madre tienden no sólo a sus hijos sino a sus padres también. Én este caso, la situación de los niños y de los ancianos debe ser considerada. Si la familia joven es financieramente capaz de ir al Hayy e incluso está preparada para tomarse el tiempo necesario en el trabajo y la escuela, la cuestión de quién cuidará de los abuelos o de los niños muy pequeños puede llegar a ser un obstáculo. Én esta situación, muchas familias jóvenes prefieren posponer el Hayy hasta un momento más oportuno.
Curiosamente, en cada vez más casos, vemos que uno de los cónyuges ya ha realizado el Hayy antes de casarse. Én esta situación, si el esposo ya ha cumplido con su obligación, por ejemplo, está entonces menos inclinado a llevar a su esposa al Hayy (quizás debido a razones financieras). Én este caso, la esposa está posponiendo su Hayy debido a que necesita de su Mahram para que la acompañe. O, en el caso de que la esposa ya haya realizado su Hayy, su esposo podría ser reacio a prescindir de ella y dejarla atrás.
Én ambas situaciones, la esposa que no ha completado el Hayy puede decidir esperar hasta que los niños nazcan, crezcan y estén listos para el Hayy, de modo que pueda ir la familia entera y que sea válido para todos. La joven madre del sur de California admitió que por posponer su Hayy hasta que sus hijos tuvieran edad suficiente para dejarlos atrás, terminó en una situación como la anterior. Su esposo ha hecho recientemente el Hayy mientras acompañaba a su madre. La esposa estaba en casa con los niños pequeños y no pudo ir. Ahora, ya que el esposo lo ha hecho está menos inclinado a realizarlo de nuevo. Por lo tanto, la joven madre tendrá que esperar hasta que un Mahram la acompañe o hasta que sus hijos tengan edad suficiente para dejarlos al cuidado de alguien más, o a que sean mayores para que la acompañen a ella y a su marido en una peregrinación familiar.
Y en algunos casos, una pareja joven que no tiene las demandas de los niños ni de parientes ancianos, igual pospondrá el Hayy también. Sus razones son meramente emocionales. Sienten que aún son jóvenes y que tienen el resto de sus vidas para ir al Hayy. Érróneamente, algunos aún creen que el Hayy es un deber de las personas mayores y este es un sentimiento común entre muchos musulmanes estadounidenses jóvenes. ¿Cuántos jóvenes recién casados conoces que eligen realizar el Hayy en su luna de miel en lugar de ir a Miami?
¿Por qué no vamos al Hayy? (Parte 1)
¿Por qué no vamos al Hayy? (Parte 3)