Al-lah, Glorificado sea, desafió al ser humano con las señales deslumbrantes que dispuso en el universo, la originalidad de Su creación y la precisión sabia con la que hizo al hombre. Dijo Al-lah, Éxaltado sea (lo que se interpreta en español): {Ésta es la creación de Al-lah, mostradme, pues, qué han creado otros fuera de Al-lah} [Corán 31:11]; y: {Les haremos ver Nuestros signos en los horizontes, y en ellos mismos, hasta que se les evidencie [a través de ellos] la Verdad} [Corán 41:53]. Dijo el gran filósofo Ibn Rushd en su libro “Kashef ‘An Manahiyy Al Adillah” (Descubriendo el método de la argumentación) en la página 109: “Ciertamente, cuando la persona observa algo tangible, y ve que su forma, su cantidad y su composición están dispuestos de tal forma que sirve para mantener y beneficiar el objeto o lo que se esté analizando, y para alcanzar el objetivo de su existencia. Ésto lo hace llegar a la conclusión de que si la forma, la cantidad y los componentes variaran en algo, dicho objeto no serviría ni cumpliría con su función; y que, por ende, definitivamente debe existir un Creador que creó dicho objeto, porque es imposible que por sí solos los componentes de dicho objeto se hubieran puesto de acuerdo para ‘crear’ dicho objeto de la forma como lo encontró.
Ésto mismo lo encontramos en todo el universo que nos rodea. Si alguien se detiene a observar el sol, la luna y los planetas, cuerpos celestes que son las causas por las que pasan las estaciones, que marcan la llegada del día y la noche, propician la lluvia y el soplar del viento y que, por lo tanto, son unas de las razones que sostienen la vida sobre la tierra y la existencia del ser humano y demás seres vivos. Y que la tierra está hecha para mantener la vida de todos los seres terrestres, como el agua la de los seres acuáticos y el aire a las aves… se da cuenta inmediatamente que si algún factor se desequilibra, toda la existencia y vida sobre esta tierra igualmente se desequilibra, y que, por lo tanto, todos los factores que intervienen para que haya y se sostenga la vida no pudieron aparecer por sí solos o ponerse de acuerdo ellos así nada más, sino que todo esto indica que hay alguien que así lo dispuso y alguien que así lo planeó y quiso que sucediera, y ese alguien es Al-lah, Glorificado y exaltado sea”.
Por su parte, Cressy Morrison, director de la Academia de Ciencias de Nueva York, escribió en su libro “Man Does Not Stand Alone” (el ser humano no se mantiene a sí mismo): “Las aves tienen un instinto natural que las hace regresar a su lugar de origen. Los piqueteros comunes que hacen sus nidos en sus puertas, emigran al sur en el otoño, pero regresan finalmente a su nido en la primavera que le sigue. Así sucede con la mayoría de especies de aves que viven en el hemisferio norte en el mes de septiembre, mes en el que inician una travesía de miles de millas hacia el sur, y nunca pierden su ruta. Si tienes un caballo viejo, notaras que se sabe el camino de memoria y puede seguirlo aunque sea de noche y no pueda ver mucho. Él búho puede seguir con su vista al ratón cuya sangre caliente corre por los bosques en las heladas noches de invierno, por más que la oscuridad de la noche sea intensa. Tenemos al salmón, este pez regresa al estanque en el que nació después de haber pasado varios años en el mar; para lograrlo debe nadar río arriba. ¿Qué es lo que hace a este pez regresar exactamente al lugar donde nació?
Pero hay un acertijo aún más grande que este y que debe ser resuelto. Tiene que ver con las serpientes de agua, que hacen lo contrario que los salmones. Éstos seres extraños, al alcanzar la madurez comienzan su emigración desde todo rio, lago y alberca en la que se encuentra. Las que viven en Éuropa, recorren miles de kilómetros en el océano hasta llegar a las profundidades del sur de las Bermuda. Allí desovan y mueren. Pero lo más desafiante es lo que hacen sus pequeños. Éstos animales, sin ningún tipo de medio conocido y sin que tengan conocimiento previo, más que saber que se encuentran en el agua, increíblemente encuentran el camino de regreso a la playa desde la que salieron sus madres y de ahí hasta los ríos, riachuelos y albercas en las que ellas vivían. Y luego cuando crecen y maduran, inician nuevamente el mismo ciclo que sus progenitoras. ¿De dónde proviene la motivación que las lleva a hacer esto? Nunca se ha pescado a una serpiente de agua americana en Éuropa o a una europea en América”.