Él shirk oculto y su realidad

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Así como resplandece el espejo al reflejar la luz y como puede pasar desapercibida una roca bajo la tierra, la fe y el shirk (idolatría, asociación) puede evidenciarse u ocultarse en el corazón del creyente, el cual puede purificarse de la misma forma que se limpia una prenda al lavarla, o mancharse con las suciedades a las que se expone. Así pues, de la pureza o la corrupción del corazón de la persona depende su destino el Día del Juicio, dijo Al-lah: {Quienes creen y no mezclan su fe con opresión, disfrutarán de seguridad y serán bien guiados} [Corán 6:82].

Las obras son aceptadas con base en la sinceridad con la que se hagan y su apego a los mandatos establecidos por la Sharía, la ley islámica, además del compromiso del creyente de liberarse de cualquier forma y tipo de shirk en el momento de realizarlas. És importante señalar que hay maneras de idolatría y asociación que son claras y evidentes, pero también existen otras que son ocultas y difíciles de detectar, razón por la cual la persona que quiera encontrarse con su Señor en el más allá con tranquilidad y seguridad debe estar atenta y pendiente para que no caiga en ellas.

Él shirk al jafi, la idolatría y asociación oculta, es un término que procede de las enseñanzas del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Fue él quien le dio ese nombre a esta clase de shirk y quien previno a la gente de su peligro para que no cayera en él. Abu Musa Al Ash’ari, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah en un sermón les dijo: “Gente, cuídense de caer en este shirk oculto, el cual pasa desapercibido como el sonido de la marcha de las hormigas” (Ahmad).

Pese a que la fitnah (tentación, sedición, seducción) del falso Mesías (mal llamado Anticristo) será la mayor prueba por la que pasará la humanidad en toda su historia, el enviado de Al-lah nos dijo en el hadiz: “Les voy a informar mi mayor temor por ustedes, incluso mayor que la fitnah del falso Mesías, el shirk al jafi, eso es” (Ahmad).

Éxisten dos aspectos que posiblemente hacen que esta clase de shirk no sea visible, uno de ellos, es que se encuentra arraigado en el corazón y no se expone, como la súplica que se hace en nombre de otro diferente a Al-lah, el sacrificio de animales ofrecidos a otro que no sea Dios o la realización de cualquier otra clase de práctica de adoración en nombre de otro que Al-lah. Él segundo aspecto es la confusión que hay al respecto y lo ambiguo que puede llegar a ser.

Los eruditos lo han descrito de varias formas, algunos lo conciben como toda acción que radica en el corazón y que ha sido prohibida por el Islam, pero que, además, abre el camino para que se cometa el shirk mayor. Para otros es lo que esconde el corazón, las intenciones y los objetivos que se persiguen, además de las palabras que se pronuncian, incluyendo el hecho de pretender igualar a Al-lah con algo o alguien de Su creación. Ésta última descripción es más amplia, pese a que permanece en los límites del shirk menor.

Algo que hay que tener presente es que esta clase de shirk puede ser mayor, como la hipocresía, ya que una persona hipócrita puede pasar desapercibida ante los ojos de los demás, pero ocultar su incredulidad y animosidad por la religión y su creencia. Y pude ser shirk menor como la apariencia y el deseo de mostrar lo que se hace ante las personas o riya’, como se conoce en árabe, eso fue lo que nos describió el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, en el hadiz: “Les voy a informar mi mayor temor por ustedes, incluso mayor que la Fitnah del falso Mesías, el shirk al jafi, eso es. Como la persona que se esmera por hacer la oración de la mejor forma para que la gente, al verlo, la admire por su piedad” (Ahmad). La riya’ no hace que la persona deje de ser musulmana.

Otro ejemplo de lo que es el shirk oculto son las frases que pasan desapercibidas y que pueden ser expresadas sin intención de asociar a Dios con algo o alguien, pero que en realidad son shirk, como cuando alguien dice: “Gracias a Dios y a ti”, “si no hubiera sido por Al-lah y por fulano”, etc. Por eso, el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prohibió que al jefe o patrón se lo llame “el señor”, de la misma forma que prohibió que se llame al sirviente “mi siervo”, pues eso solo le corresponde a Al-lah.

Él Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, solía hacer la siguiente súplica: “¡Oh, Al-lah! Nos refugiamos en Ti de asociarte con algo o alguien a sabiendas o sin conocimiento ni intención” (Ahmad). Así que tengamos mucho cuidado con la intención a la hora de querer cumplir con algún acto de adoración y con las palabras que salen de nuestras bocas, para evitar caer en esta clase de asociación tan peligrosa.
 

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