Todos los que desean el dominio del Islam y se esfuerzan por esa causa, deberían darse cuenta de la importancia de la profecía de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y del papel decisivo que tiene que desempeñar en el actual choque de civilizaciones. Deben abordar la cuestión volviendo a determinar las prioridades y las estrategias. Al evaluar la situación deben tenerse en cuenta los siguientes factores:
1. La percepción de la finalidad eterna
Debemos comprender el entorno social actual en el que nos esforzamos por la práctica y el dominio del Islam. Definitivamente es diferente y está a más de 1.400 años de distancia de la época del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, a pesar de que los esfuerzos que se realizan son una continuación de la misma misión profética.
Los musulmanes debemos entender que Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no fue designado por Al-lah como Profeta para una nación o época determinada, sino que fue enviado a la humanidad en su conjunto, independientemente de la época y el lugar. Desde el siglo VI hasta el siglo XXI de nuestra era e incluso más allá, hasta el Día del Juicio Final, Muhammad la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, seguirá siendo el único Profeta. Ésta afirmación, aunque simple, tiene connotaciones de gran alcance. És obligatorio que el mensaje de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, sea difundido continuamente de la manera en que se hizo en su tiempo.
2. La percepción de un mensaje inmortal
Debemos admitir que el ejemplo de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, sigue presente entre nosotros. Ésto se debe a que el Libro Divino que él transmitió sigue intacto, y los detalles más minúsculos de su vida se conservan en la Sunna (tradiciones proféticas), y su din (estilo de vida divino) se ha extendido por todo el mundo a través de sus seguidores.
Én consecuencia, corresponde a los musulmanes continuar con la misión iniciada por él, considerándola una responsabilidad otorgada por Al-lah.
3. La verdadera percepción de la profecía
Los musulmanes debemos reconocer que para combatir la yahilia (período preislámico de ignorancia) durante la era del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era importante exigir el compromiso con su profecía.
Aunque la fe en Al-lah es lo primero y es la esencia del estilo de vida islámico, creer en el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es igualmente importante y decisivo. La creencia en Al-lah es la premisa básica de todos los profetas, la paz sea con ellos, y sustenta el propósito de la profecía; sin embargo, solo creyendo en un Profeta se puede acceder al concepto de Al-lah. Por lo tanto, solo es aceptable aquella creencia y concepto de Al-lah que se basa en la declaración y descripción proporcionada por el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.
Al igual que se cree que el Corán es la Palabra de Al-lah revelada sin ninguna duda, la condición de Profeta de Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, también está fuera de toda duda. Éstos dos hechos deben darse por sentados, caso contrario no puede haber una interpretación racional y sólida de los conceptos de halal y haram (lícito e ilícito), wayibat y manhiat (obligaciones y prohibiciones), adhab y zawab (castigo y recompensa). Prácticamente la fe y la obediencia al Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, equivale a la obediencia a Al-lah y es la única manera de obtener la complacencia de Al-lah y acercarse a &Éacute;l.