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Los problemas de los jóvenes y nuestra obligación frente a ellos (Parte II)

Los problemas de los jَvenes y nuestra obligaciَn frente a ellos (Parte II)

 

Los jóvenes son uno de los temas que más preocupan en la actualidad, de él se ocupan reformistas sociales, educadores, sociólogos y hasta estrategas políticos. Todo porque de ellos depende el futuro y la permanencia de toda nación. Al-lah, Altísimo sea, en Su infinito conocimiento, Decidió que todos nosotros debemos pasar por una serie de etapas a lo largo de nuestra vida, pero definitivamente la más importante y complicada a la vez, es la que nos lleva de la inocencia y tranquilidad de la niñez, a la adultez y todas sus implicaciones; por ello, todos los entes que componen una sociedad tienen un grado de responsabilidad, de la cual depende el éxito de esta nueva generación. Estas entidades deben tener presente que para tratar con estos jóvenes necesitan prepararse y comprender la etapa y dificultades por las que están pasando, para que como unos cirujanos logren llegar a sus corazones y transformarlos para bien.
En la primera parte nos centramos en el papel que ocupa la familia en la formación de su personalidad, en el crecimiento de su fe y su apego por las buenas conductas y comportamientos. Pero ellos no son los únicos involucrados en esta noble labor, es cierto que el hogar es el lugar más importante, pero solo no puede cumplir con su labor como se debe, necesitan el apoyo de la escuela, los profesores y demás miembros de la sociedad, especialmente cuando los padres descuidan su labor y no cumplen con su obligación de la manera en que deben hacerlo.
Un profesor que tiene en su mente la importancia de su labor y que un día Al-lah le Preguntará por sus acciones, puede influenciar positivamente a sus estudiantes, al punto de convertirse en un modelo y ejemplo que ellos tratarán de seguir en todos los aspectos de su vida. Pero para que este educador pueda llegar a esta noble posición, debe tener también el apoyo de alguien, en este caso, la escuela en la que trabaja, las directivas y los responsables de la educación del país donde se encuentre.
Los maestros deben colocar en la cima del orden de sus prioridades el cumplir con la labor educadora y reformadora de su profesión; pues los niños, los adolecentes y los jóvenes necesitan una mano que se les extienda y comprenda las dificultades por las que están pasando, pero también que sea un modelo que les ayude a formar y fortalecer su personalidad como musulmanes, y que se sientan orgullosos de lo que son, cumpliendo con sus deberes hacia Al-lah, y sean conscientes de la manera correcta en la que deben creer en Al-lah.
El educador sensato y escrupuloso es sabio en su trato hacia estas personas, escucha sus problemas y les ofrece soluciones en base a sus capacidades. No es fastidioso ni aburrido, no les grita ni los regaña, y no provoca que huyan de él y se cierren a sus consejos. Los colegios deben estar preparados para cumplir con la función de la mejor manera, en especial porque los padres han confiado en estas instituciones la complementación de la educación de sus hijos; por lo tanto, los directivos y profesores deben estar atentos a todo lo que sucede en su entorno, y no pueden ser negligentes cuando vean algún tipo de conducta que exponga a sus estudiantes, o persona que enseñen o llamen a conductas indebidas.
Por otra, parte las autoridades encargadas de la seguridad tienen también su participación en la labor educativa de los jóvenes, en especial con lo que tienen que ver con la prevención de los crímenes y la lucha contra el crimen. Deben aunar esfuerzos con las familias, las escuelas, las asociaciones juveniles y todos aquellos entes que tienen que ver con los jóvenes, para que se pueda asegurar que nuestros muchachos, al estar fuera de la casa, no estén expuestos a los riesgos que les puedan conducir a la perdición, la violencia e incluso la muerte.
Al respecto, Uzman ibn ‘Affan, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Las autoridades pueden prevenir lo que con el Corán no se puede”; esto porque quien gobierna tiene la posibilidad de frenar el crimen y las conductas destructivas más que un consejo que se dé, aunque sea utilizado el Corán como base. Al final, todos tenemos formas diferentes de controlar nuestros impulsos, a algunos les basta el temor a Al-lah, el Desagradarlo e incurrir en Su enfado; mientras que a otros lo único que les frena es el miedo de ser juzgados por la ley. Por eso es que vemos que Al-lah, Altísimo sea, no solamente nos advierte de caer en el pecado, sino que además, nos Ha Dictaminado leyes para prevenir que se incurra en crímenes que no solo conduzcan al individuo a su perdición, sino que puedan hacer daño a los demás.
Por último, queremos recordar la obligación que Al-lah ha depositado y confiado a cada uno de nosotros, nos Dice (lo que se interpreta en español): {Que haya entre vosotros quienes convoquen al bien, ordenando lo bueno y prohibiendo el mal. Esos son quienes tendrán éxito.} [Corán 3:104], {Ayudaos unos a otros a obrar el bien y apartarse del mal, y no cooperéis en el pecado y la trasgresión. Y temed a Al-lah; por cierto que Al-lah Es Severo en el castigo.} [Corán 5:2], y: {Sois la mejor nación que haya surgido de la humanidad: ordenáis el bien, prohibís el mal y creéis en Al-lah. Si la Gente del Libro creyera, sería mejor para ellos; algunos son creyentes pero la mayoría desviados.} [Corán 3:110]

 

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