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La victoria bizantina sobre los persas

La victoria bizantina sobre los persas

Una muestra sorprendente de la revelación que el Corán hace de hechos futuros se encuentra al principio de la Sura Rum, cuyo nombre alude a los bizantinos, es decir al Imperio Romano Oriental con sede en Bizancio. En estos versículos se afirma que el Imperio Bizantino ha sufrido una gran derrota pero que pronto alcanzará la victoria.

{Alif, lam, mim. Fueron derrotados los bizantinos en la región más baja de la tierra, pero después de su derrota obtendrán la victoria en unos pocos años. El asunto está en manos de Al-lah antes y después} [Corán 30:1-4].

Estos versículos fueron revelados alrededor del 620 d.C., casi siete años después de la severa derrota de los cristianos bizantinos a manos de los idólatras persas. Aún así se afirma en los versículos que los bizantinos alcanzarán en breve la victoria. De hecho Bizancio había sufrido pérdidas tan severas que parecía imposible incluso que sobreviviera, y mucho menos que obtuviera la victoria. No sólo los persas, sino también los ávaros, eslavos y lombardos constituían una severa amenaza para el imperio. Los ávaros habían llegado hasta las murallas de Constantinopla. El emperador Heraclio había ordenado que se fundiera todo el oro y la platería de las iglesias para sufragar los gastos del ejército. Cuando se vio que esto era insuficiente se fundieron once estatuas de bronce para acuñar dinero. Muchos gobernadores se habían rebelado contra el emperador Heraclio y el imperio estaba al borde del colapso. La Mesopotamia, Cilicia, Siria, Palestina, Egipto y Armenia, todas regiones que estaban en poder de Bizancio, habían caído en manos de los persas idólatras[1].

Resumiendo, todos esperaban que el Imperio Bizantino fuera destruido. Fue justo en ese momento que se revelaron los versículos de la Sura Rum, anunciando que los bizantinos triunfarían en unos pocos años. Esa victoria parecía tan improbable que los árabes politeístas pensaban que lo anunciado en el Corán nunca se volvería realidad. Siete años después de la revelación de los primeros versículos de la Sura Rum, en diciembre del 627 d.C., tuvo lugar una batalla decisiva entre los imperios persa y bizantino en Nínive. Inesperadamente el ejército de Bizancio derrotó a los persas. Unos meses más tarde los persas firmaron un acuerdo con Bizancio que los obligaba a devolver los territorios que les habían arrebatado[2].

Finalmente, la “victoria de los bizantinos” proclamada por Al-lah en el Corán, se convirtió milagrosamente en realidad.

Otro milagro revelado en estos versículos es el anuncio de un dato geográfico que no podía ser conocido por nadie en esa época.

En el tercer versículo de la Sura Rum se nos informa que los bizantinos han sido derrotados en “la región más baja de la tierra”. Esta expresión, adna-l-ard en árabe, es interpretada como “un lugar próximo” en muchas traducciones. No obstante ése no es el significado literal sino una interpretación figurada. La palabra adna en árabe deriva de la raíz dani, que significa “ser/estar bajo”, y en cuanto a la palabra ard, significa “mundo”, “tierra”. En consecuencia la expresión adna-l-ard significa “el lugar más bajo de la tierra”.

Algunos intérpretes del Corán, considerando la cercanía de la región en cuestión a la comarca de los árabes, prefieren el significado “cercano/próximo” de la palabra. Sin embargo el significado real de la palabra hace referencia a un importante dato geográfico que es improbable que fuera conocido en la época en que el Corán fue revelado. En efecto, cuando buscamos el lugar más bajo de la tierra nos encontramos con la región del Mar Muerto, exactamente el lugar donde fueron derrotados los bizantinos.

Y más interesante aún: las etapas cruciales de la guerra entre el Imperio Bizantino y el Persa, cuando los primeros fueron derrotados y perdieron Jerusalén, tuvieron lugar realmente en la cuenca del Mar Muerto, que está situado en la intersección de las tierras pertenecientes a Siria, Jordania y Palestina. El Mar Muerto se encuentra a 395 metros bajo el nivel del mar y es realmente la región más baja de la tierra.

Esto significa que los bizantinos fueron derrotados en la región más baja de la tierra exactamente como afirma el versículo.

Lo destacable aquí es el hecho de que la altitud del Mar Muerto sólo podía medirse con instrumental y técnicas modernas. Es imposible que antes de la época moderna alguien supiera que era la región más baja en la superficie de la tierra. Pese a esto el Corán afirma que es “la región más baja de la tierra”, evidenciando una vez más que es la Palabra de Al-lah.

La conquista de La Meca

{Por cierto que Al-lah hará realidad la visión que tuvo Su Mensajero [en sueños] y entraréis en la Mezquita Sagrada , si Al-lah quiere, algunos con las cabezas rasuradas y otros con el cabello recortado, sin temer absolutamente nada. Al-lah sabe [el beneficio del pacto de Hudaibiiah ] y vosotros lo ignoráis; y Él os concederá además, una victoria cercana [en Jaibar ]} [Corán, 48:27].

El Profeta SAW tuvo un sueño estando en Medina en el cual veía que los creyentes entraban en la Mezquita Sagrada y circunvalaban la Ka’bah, y le dio la buena noticia a los creyentes. Aquellos de los creyentes que habían emigrado de La Meca a Medina no habían podido retornar allí desde su partida.

Allah reveló al Profeta SAW el versículo 27 de la Sura Al-Fath (La Victoria) para ayudarlo y apoyarlo, manifestando que el sueño era real, y que, Al-lah mediante, los creyentes podrían entrar en La Meca. Poco tiempo después, con el Tratado de Hudaybiyyah y la conquista de La Meca los musulmanes pudieron ingresar en la Mezquita Sagrada a salvo, tal como lo mostraba el sueño. Al-lah mostró así que las noticias que previamente le había transmitido al Profeta SAW eran verdaderas.

Considerándolo más en detalle, puede decirse que el versículo 27 de la Sura Al-Fath anuncia también otra victoria que tuvo lugar antes de la conquista de La Meca. Efectivamente, como dice el versículo { y Él os concederá además, una victoria cercana,} los creyentes primero conquistaron la fortaleza de Jaybar, que estaba bajo el control de los judíos, y luego entraron en La Meca.

Otros versículos en donde se anuncia como una buena nueva la conquista de La Meca son los siguientes:

{Él es Quien os protegió de vuestros enemigos [los idólatras], y dispuso que después de daros la victoria sobre ellos no les agredieras en el valle de La Meca. Y por cierto que Al-lah está bien informado de lo que hacéis} [Corán 48:24].

{Ciertamente te concedimos [¡Oh, Muhammad!] una victoria evidente [el pacto de Hudaibiiah , con los idólatras en el año seis de la Hégira ]. Al-lah te perdonará [¡Oh, Muhammad!] las faltas que cometiste y las que pudieses cometer, completará Su gracia sobre ti, te afianzará en el sendero recto, y te socorrerá grandiosamente} [Corán 48:1-3].

En el versículo 76 de la Sura Al-Isra [El viaje nocturno] se ha revelado que los impíos no podrán permanecer en La Meca:

{Casi logran intimidarte para que abandones tu tierra [La Meca], pero si lo hubiesen logrado no habrían permanecido en ella sino poco tiempo [porque habríamos enviado sobre ellos el castigo} [Corán 17:76].

El Profeta SAW entró en La Meca y conquistó la ciudad en el año 8º de la Hégira. Dos años más tarde los impíos abandonaron la ciudad exactamente como informó Al-lah en el Corán. Cuando el Profeta SAW dio esas buenas noticias a los creyentes la cuestión parecía totalmente fuera de lugar. De hecho, la situación apuntaba en una dirección totalmente contraria, pues los politeístas parecían determinados a no permitir que los creyentes ingresaran. Esto condujo a que, aquellos que albergaban reparos en sus corazones, dudaran de las palabras del Profeta SAW. Aún así el Profeta SAW confiaba en Al-lah, y no prestaba atención a lo que la gente pudiera decir. Estaba convencido de lo que Al-lah le había revelado y le habló a la gente sobre ello. Cabe destacar pues la importancia del milagro de que sus palabras fueran confirmadas por el Corán, y de que lo anunciado ocurriera poco tiempo después.


[1]Warren Treadgold, A History of the Byzantine State and Society (Historia del Estado y la Sociedad Bizantinos), Stanford University Press, 1997, ps. 287-299.
[2]Warren Treadgold, A History of the Byzantine State and Society (Historia del Estado y la Sociedad Bizantinos), Stanford University Press, 1997, ps. 287-299.

 

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