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Más allá de los rituales (Parte 2)

Mلs allل de los rituales (Parte 2)

Las principales metas y propósitos del Hayy

Emigrando hacia Al-lah
Uno puede ver el Hayy como un viaje físico y espiritual hacia Al-lah porque, en esencia, un peregrino se separa de sus seres queridos, riqueza y trabajo, y se dirige hacia los lugares sagrados esperando la recompensa y el perdón de Al-lah. El Hayy es también una forma de compromiso en el que la persona demuestra su determinación de liberarse de la maldad e iniciar una nueva vida centrada en el amor de Al-lah y la obediencia a Él. De hecho, el Hayy, como un sabio musulmán lo dijo, “…es un largo viaje; pero uno de regreso, no de ida. El peregrino no está yendo a Meca, él está regresando a su fuente: Al-lah es la Fuente de todo”.
Otra forma de entender esta afirmación es que, si nos damos cuenta, el principal beneficio e impacto del Hayy es experimentado al regreso del viaje: la claridad que todo peregrino siente y la alegría que lo inunda en el momento de terminar todos los ritos y prepararse para regresar a casa. En ese sentido y por esa razón los sabios ponen mucho énfasis en lo que ocurre después del Hayy y en cómo un peregrino maneja su relación con Al-lah después de esto.
Los musulmanes acuden al Hayy en respuesta del llamado de Al-lah, por medio del Profeta Ibrahim, la paz sea con él, para que emigren física y espiritualmente a Su Casa. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Y [también le Ordenamos:] convoca a los hombres a realizar la peregrinación; vendrán a ti a pie o sobre camellos exhaustos de todo lugar apartado.} [Corán 22:27]
Respondiendo el llamado de Al-lah, los musulmanes emergen desde todos los rincones del mundo, corriendo hacia Al-lah, regresando a Él y buscando refugio en Él de la incredulidad y la desobediencia para así escapar de Su castigo, un concepto al que se refiere el Corán como “huir” (de la maldad y de todo lo que nos aleje de llevar una vida piadosa). Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {[Diles ¡Oh, Muhammad!:] Refugiaos en Al-lah, [y sabed que] ciertamente yo soy un amonestador evidente.} [Corán 51:50]
Desafortunadamente, la idea de “huir o separarse del pecado”, profundamente relacionada con los rituales del Hayy, escapa de la mente de muchos peregrinos. Si un peregrino realmente comprende el concepto de emigración implícito en los actos del Hayy, se distanciará de la desobediencia. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “… De hecho, el verdadero emigrante es el que emigra del pecado (lo abandona)”. [Ibn Hibban] Así, no comprender o desconocer este gran concepto de separación en el Hayy implica perderse de alcanzar los principales beneficios y posibilidades contenidas en este gran acto de adoración. Los peregrinos deben tener esto en mente.
El esfuerzo crea motivación
El Hayy motiva a la persona a esforzarse en el Camino de Al-lah, y refuerza su voluntad de llevar la obediencia a Al-lah al siguiente nivel. Ya que en el Hayy un musulmán soporta agradecido todas las dificultades que implica el viaje hacia los lugares sagrados para complacer a su Señor, y ya que eso incluye mucha paciencia y firmeza, el Hayy fue descrito por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, como un acto de Yihad: “… El Yihad de los ancianos, los débiles y las mujeres es el Hayy y la Umbra”. [An-Nasa’i, Al Baihaqui y At-Tabarani]
Además, Al-lah Garantiza toda la recompensa para el peregrino que Otorgará a quien lucha por Su causa (muyahid). El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Tres personas tienen garantizada toda la recompensa de Al-lah: quien sale de su hogar para dirigirse a la mezquita; quien sale en una expedición para propagar y defender la Palabra de Al-lah; y quien sale al Hayy”. [Ahmad]
La purificación (del alma) que se obtendrá de esta lucha con uno mismo y esta garantía del Señor del Universo son grandes motivaciones para que los musulmanes tomen el Hayy seriamente y esperen el mayor enriquecimiento en su relación con Al-lah al regresar de éste.
La meta es la unidad
Los musulmanes, desde Adán, la paz sea con él, hasta el final de los tiempos, pertenecen a una hermandad (Ummah). Ellos están unidos por el concepto del Tawhid (Monoteismo). En el Hayy, este concepto de solidaridad basado en el Tawhid es traducido en acciones como musulmanes
En el Hayy, este concepto de solidaridad basada en el Tawhid se traduce en acciones cuando musulmanes con distintos antecedentes permanecen unidos en un solo lugar, adorando a un solo Dios, sin divisiones por raza, color, idioma o nacionalidad. El Corán enseña en muchos versos que todos los seres humanos descienden de un único ancestro, que nadie tiene un derecho intrínseco de superioridad sobre otro, cualquiera que sea su raza o su nación o su estatus social. También, este concepto de unidad e igualdad es enaltecido en muchas narraciones proféticas, como la transmitida por Yabir, que Al-lah Esté complacido con él, quien reportó que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se dirigió a sus seguidores, en el segundo de los Días de Tashriq (los días 11, 12 y 13 del mes de Dhul Hiyyah), diciendo: “¡Oh, gente! Ciertamente, tienen un Señor (Al-lah) y un padre (Adán). Un árabe no es superior a un no-árabe, ni un no-árabe es superior a un árabe; y un blanco no es superior a quien no es blanco ni quien no es blanco es superior a un blanco. La superioridad es por la virtud y la piedad (solamente)”. Entonces, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, preguntó: “¿Les he transmitido el mensaje?” “Sí, ciertamente. Oh Mensajero de Al-lah”, respondió la gente. “Entonces, quienes están presentes (es decir, escuchando) que transmitan mis palabras a quienes no lo están”, concluyó el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
Definitivamente perderemos la esencia del discurso de nuestro Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sobre la unidad, igualdad y hermandad de todos los musulmanes si nos discriminamos unos a otros. Si en nuestras relaciones con los demás tambaleamos ante las consideraciones de etnicidad, estatus social o nacionalismo, o si nos apartamos de la Ummah (la nación islámica), nos encerramos en el agujero de nuestras propias preocupaciones y nos revolcamos en el estoicismo y la indiferencia, cuando toda suerte de sufrimientos, injusticias y agresiones están amontonados sobre las cabezas de nuestros hermanos y hermanas musulmanes.

 

Más allá de los rituales (Parte 1)

Más allá de los rituales (Parte 3)

Más allá de los rituales (Parte 4)

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