Algunos libros de Sirah mencionaron que los líderes de La Meca se metieron en negociaciones con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y le presentaron ofertas que tenían la capacidad de tocar los corazones humanos de quienes quieren la vida mundana y codician sus deseos. Pero el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, adoptó una actitud firme frente a lo falso sin engaños ni hipocresía ni meterse en una argucia política ni tratar de tener un lazo de cariño o confianza con los dirigentes de Quraish, porque la cuestión de la creencia es basada en la claridad y la transparencia, lejos de la hipocresía y la condescendencia.
Por eso, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, respondió diciendo: "No tengo lo que decís, tampoco os dije lo que dije buscando dinero ni honor ni dominio sino que Al-lah, Glorificado y Enaltecido Sea, me Envió como Mensajero para vosotros. Al-lah me Reveló un Libro y me Ordenó ser un amonestador y albriciador para vosotros. Así que os comuniqué el Mensaje de mi Señor y os aconsejé. Entonces si aceptáis lo que fue revelado a mí, vais a ganar tanto en esta vida como en la Otra, y si lo rechazáis, tendré paciencia por la orden de Al-lah, Glorificado y Enaltecido Sea, hasta que Él Juzgue entre vosotros y yo."
Mediante esta firme actitud de fe, les venció y fijó una cuestión de lo más importante respecto a la creencia islámica, la cual es la pureza de la fe ante cualquier cosa extraña, ya sea en su esencia o el medio que lleva hacia ella.
Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía:
Cuando los incrédulos vieron la firmeza de los musulmanes, su orgullo por su religión y sus almas que estaban por encima de cada falsedad, y cuando se dieron cuenta de que era imposible que los musulmanes renegaran de su fe, adoptaron otra actitud que indica sus ilusiones y desesperación, pues mandaron al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, a Al Aswad ibn‘Abdul Muttalib, Al Walid ibn Al Mugirah, Umaiah Ibn Jalaf y Al ‘As ibn Wa’il. Dijeron: ¡Muhammad! Vamos a adorar a tu Dios y tú adoras lo que adoramos. Así que nosotros y tú compartimos el asunto. Si tu Dios Es mejor que el nuestro, entonces habremos cumplido con nuestro deber, y si lo que adoramos es mejor que el tuyo, entonces habrás cumplido con tu deber. A este respecto Al-lah Reveló (lo que se interpreta así en español): {Di [¡Oh, Muhammad!]: ¡Oh, incrédulos! No adoro lo que adoráis. Ni vosotros adoráis lo que yo adoro. Y jamás adoraré lo que vosotros adoráis. Ni vosotros adoraréis lo que yo adoro. Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía.} [Corán 109:1-6].
Hay otras aleyas parecidas a esta sura que declaran el rechazo del Kufr (Incredulidad) y su gente. Al-lah Dice (lo que se interpreta así en español):
● {Pero si te desmienten, di: Yo soy responsable de mis obras y vosotros de las vuestras. Vosotros no sois responsables de lo que yo haga, como yo tampoco soy responsable de lo que hagáis.} [Corán 10:41].
● {Diles: Se me ha prohibido adorar a aquello que invocáis en lugar de Al-lah, y no seguiré vuestras pasiones, porque [de hacerlo] me extraviaría y no me contaría entre los encaminados. Diles: Yo sigo la evidencia que proviene de mi Señor, más vosotros la desmentís. Lo que pedís que pronto os acontezca [el castigo] no está en mis manos. La decisión pertenece sólo a Al-lah. Él Juzga con la verdad, y Es el mejor de los jueces.} [Corán 6:56-57]
La sura de Al Kafirun (Los incrédulos) clarificó que el camino de la verdad es único y recto, el cual es la adoración pura a Al-lah, Glorificado y Enaltecido Sea, el Señor del universo. Así que se reveló esta sura al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, para distinguir definitivamente entre una adoración y otra, un método y otro, un concepto y otro, un camino y otro.
Fue revelada como una negación definitiva y una confirmación de que la verdad y la falsedad no se familiarizan, tampoco la luz y la oscuridad se reúnen. La diferencia es fundamental y completa, la cual hace imposible haber un encuentro en el medio del camino.
La cuestión no necesita hipocresía ni astucia, ya que el asunto no es un interés personal ni un deseo pasajero ni veneno en la miel. Tampoco la religión es para Al-lah y la patria es para todos como dice Al Yahiliah actual y como pretenden los hipócritas y los amantes de lo occidental que siguen a los desviados y a los que tienen la ira de Al-lah, Glorificado y Enaltecido Sea, sobre ellos ni como creen los ateos, los enemigos de Al-lah, en todo el mundo.
La respuesta fue decisiva frente a los jefes incrédulos de Quraish, sin negociaciones, ni imitación, ni soluciones medianas, ni satisfacciones personales. Ya que Al Yahiliah es como es, y el Islam es como es en cada tiempo y lugar. La diferencia entre ellos es muy grande. La única salida es dejar completamente las prácticas de Al Yahiliah y practicar el Islamen su totalidad, ya sea en algún rito de adoración o una sentencia legal. Esta es la plena liberación decisiva y clara entre la verdad y la falsedad en todos los tiempos. Al-lah Dice (lo que se interpreta así en español): {Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía.}[Corán 109:6].
Vino otra delegación después de la anterior que fracasó, formada por ‘Abdul-lah ibn Abu Umaiah, Al Walid ibn Al Mugirah, Mikraz ibn Hafs, ‘Amr ibn ‘Abdul-lah ibn Abu Qais, Al ‘As ibn ‘Amir, para presentar otra oferta, la cual consistía en renunciar a algo de lo que dice el Corán. Así que pidieron del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, sacar del Corán lo que habla mal de sus dioses; por lo tanto, Al-lah Glorificado Sea, les Reveló una respuesta decisiva. Al-lah Dice (lo que se interpreta así en español): {Cuando se les recitan Nuestros claros preceptos, quienes no esperan comparecer ante Nosotros dicen: Tráenos otro Corán distinto o modifícalo. Diles [¡Oh, Muhammad!]: No me es permitido modificarlo, sólo sigo lo que me ha sido revelado. Por cierto que temo que si desobedezco a mi Señor me azote el castigo de un día terrible.} [Corán 10:15].
Estas delegaciones y negociaciones clarifican el gran fracaso que experimentaron los jefes de Quraish al no obtener una renuncia completa al Islam; lo que les llevó a pedir una renuncia parcial. Se nota que la renuncia que pidieron la primera vez era mayor a la que pidieron la segunda vez. Este acto indica que reformularon su pedido, con la esperanza que el líder de Ad-Da‘wah (es decir, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam) les hiciera caso. También cambiaban las personas que negociaban, pues los que negociaron con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, la primera vez, eran diferentes de los que lo hicieron la segunda vez, menos Al Walid ibn Al Mugirah, para no repetir, y al mismo tiempo para variar entre las habilidades de los negociadores. En sus mentes pensaron que esto tal vez le afectaría un poco.
Esta es una lección para los divulgadores del Islam hasta el Día de la Resurrección: de no renunciar a nada del Islam aunque sea simple. Ya que el Islam es una llamada divina, donde no hay lugar en lo absoluto para las negociaciones, sean cuales sean los motivos y las justificaciones. Los divulgadores hoy día tienen que tener cuidado de las ofertas como estas y de las tentaciones materialistas, las cuales quizá no se presenten directamente, sino que toman una forma indirecta como: cargos altos, contratos de trabajo muy buenos o convenios comerciales que dan buena ganancia. Esto es lo que planifican las instituciones mundiales para alejar a los predicadores de la Da‘wah, especialmente a los líderes de entre ellos.
Hay una colaboración completa respecto al intercambio de informaciones entre estas organizaciones que trabajan desde varios lugares para destruir el mundo islámico. En el informe que fue presentado por Richard B. Michael, uno de los mayores agentes políticos en el campo del Medio Oriente, para vigilar el resurgimiento islámico y aconsejar cómo destruirlo, se mencionó sugirió un nuevo plan a través del cual se pueda acabar con los movimientos islámicos. Entre los párrafos de este informe hay uno dedicado a seducir a los jefes de Ad-Da‘wah. Se sugirió para lograr aquella tentación lo siguiente:
1-Nombrar a quienes se puede seducirles para cargos altos, ocupándolos con proyectos islámicos infructuosos y con otros cargos que les hagan desviar su esfuerzo. Además de abrumarlos moral y materialmente y presentar muchas facilidades a sus parientes. De esta forma, se va a agotarlos localmente y apartarles de su público.
2-Tratar de atraer a los que tienen inclinaciones comerciales y económicas parar participar en proyectos que tienen objetivos sospechosos, los cuales se realizan en el mundo árabe en favor de sus enemigos.
3-Procurar obtenerles oportunidades de trabajo y contratos buenos en los países árabes ricos, de modo que esto les conduzca a alejarles de la actividad islámica.
Quien reflexiona en los tres puntos anteriores, se dará cuenta de que son tentaciones materiales indirectas. Y contemplando en la condición actual del mundo islámico, se notará que estos puntos se ejercen tranquilamente. Ya que efectivamente los cargos supremos, los países árabes ricos y el comercio distrajeron a algunos predicadores del Islam.