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La historia de ‘Addas, el cristiano

La historia de ‘Addas, el cristiano

El viaje del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, consiguió victorias de importancia en su Da‘wah, pues el joven cristiano ‘Addas, que más tarde abrazó el Islam, se sintió influido por la presencia del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en At-Taif.
Además, su Da‘wah llegó a los siete genios que abrazaron el Islam y luego se dirigieron a su gente, amonestándole.
 
a) La historia de ‘Addas:
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, fue atacado por parte de la gente de At-Ta’if, y estos le persiguieron y expulsaron de ahí hasta que se dirigió al jardín de ‘Utbah y Shaibah ibn Rabi‘ah, en momentos en que ellos se encontraban allí. Cuando éstos le vieron, después de haber sido atacado, sintieron pena por él, por lo tanto llamaron a un esclavo cristiano llamado ‘Addas, diciéndole: "Toma un racimo de esta uva, ponlo en este plato y luego dirígete a este hombre, y dile que coma".
‘Addas lo hizo, y se dirigió hacia el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le puso el plato entre sus manos y luego le pidió comer. Cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, metió sus manos en él dijo: "En el nombre de Al-lah" y luego comió. ‘Addas lo miró en su cara y exclamó: ¡Por Al-lah, la gente de estos países no dice esto! El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le preguntó: "¿De dónde eres, ‘Addas? Y ¿cuál es tu religión?" ‘Addas respondió: Soy un cristiano de la gente de Nínive. Entonces el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: "Del país del buen hombre Yunus (Jonás) ibn Matta" Así que‘Addas le dijo: ¿Cómo sabes sobre Yunus ibn Matta? El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le respondió: "Es mi hermano, pues era un profeta y yo soy lo mismo". ‘Addas al oír eso, se inclinó besando la cabeza, las manos y los pies del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.
Uno de los hijos de Rabi‘ah le dijo al otro: Ha corrompido a tu mozo. Luego, cuando les vino ‘Addas, le dijeron: ¡Ay de ti, ‘Addas! ¿Por qué besaste la cabeza, las manos y los pies de este hombre? ‘Addas le respondió: ¡Oh, mi señor! No hay sobre toda la tierra un hombre más bueno que él, ya que me contó algo que sólo un profeta sabe. Le dijeron: ¡Ay de ti, ‘Addas! No te hagas desviar de tu religión, ya que tu religión es mejor que la suya.
 
-          La mención del nombre de Al-lah, Enaltecido Sea, que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, ejerció antes de comer es la aplicación de una norma patente del Islam. La bendición de este hecho residió en atraer al hombre cristiano al Islam. Pues, apenas el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, citó el nombre de Al-lah antes de comer, este esclavo cristiano se estremeció, conmoviéndose, confesándole al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, su extrañeza por eso, pues la gente de aquellos países no conocía el mención del nombre de Al-lah, Glorificado Sea al iniciar algo.
-          Mencionar el nombre de Al-lah, Glorificado Sea, antes de comer es como los otros modales tangibles que distinguen a los musulmanes de los idólatras. Esta distinción llama la atención de los incrédulos, llevándoles a preguntar sobre la causa, y luego les conduce a comprender la religión islámica y a inclinarse hacia ella.
-          La certeza de ‘Addas respecto a la profecía del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, era muy fuerte. Lo que indica esto es su actitud con sus señores, ‘Utbah y Shaibah, los hijos de Rabi‘ah, cuando quisieron participar en Gazwat Badr (batalla de Badr), ordenándole salir con ellos. Pues, ‘Addas les dijo: ¿Queréis combatir a este hombre que vi en vuestros jardines? Por Al-lah. no podréis vencerle aun si las montañas combatieran con vosotros. Le dijeron: ¡Ay de ti, ‘Addas! Te ha hechizado con su lengua.
-          El dicho de ‘Addas: Por Al-lah no hay sobre la tierra un hombre mejor que este, se considera un gran consuelo. Pues, a pesar del perjuicio que sufrió el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, vino a él un emigrante de Iraq, de Nínive, que se inclinó para besar sus manos y sus pies, creyendo en él y dando su testimonio sobre su profecía. Todo esto es un destino divino que llevó desde Nínive a quien cree en Al-lah y en Su Mensajero, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en un tiempo cuando fue rechazado por la gente más cercana a él.
 
 

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