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Los tres enemigos de la fe

Los tres enemigos de la fe

 Dijo Al-lah: {[…] y sepan que Dios se interpone entre la persona y [los deseos de] su corazón} [Corán 8:24]. Cómo no ha de estremecerse el corazón del creyente al reflexionar sobre los significados que encierra este verso coránico, pues entiende que la dulzura de la fe con la que se deleita a diario puede convertirse en amargura si por algún motivo algo se interpone, haciendo que la fe disminuya y que el brillo de su alma se oscurezca. El corazón es débil, puede endurecerse y perder su pureza.

 

Todos deseamos que nuestra fe aumente y no hay nadie que quiera que disminuya, por lo que debemos tener cuidado con tres enemigos que pueden interponerse en nuestro camino y deseos de superación. Cada uno de ellos debilita la fe; por lo tanto, debemos identificarlos y conocer los efectos que tienen sobre el corazón y el alma.

 

El shaitan y su susurro

 

Dijo Al-lah: {Dijo [el Demonio]: “Por haberme descarriado los acecharé para apartarlos de Tu sendero recto. Los abordaré por delante, por detrás, por la derecha y por la izquierda; encontrarás que la mayoría de ellos no serán agradecidos”} [Corán 7:16-17]. Estas palabras son la declaración de guerra indefinida que el demonio le declaró al ser humano desde el inicio del tiempo hasta el Día Final. Esta guerra declarada es la más peligrosa en la que pueda involucrarse el hombre, y es por esto que Dios nos describe los medios que este maldito ser utiliza para destruir a la humanidad; dijo: {Seduce con tus palabras a quien puedas de ellos, arremete con tu caballería y con tu infantería. Hazte su socio inseparable en sus bienes e hijos y hazles las promesas que quieras. Pero sepan que el demonio solo hace promesas falsas} [Corán 17:64]. El demonio se vale de trampas, conspiraciones, verdades usadas para la falsedad, todo lo que esté a su alcance para desviar y corromper el corazón.

 

El shaitan es astuto, por lo que se vale de toda clase de tretas que le sirva para entrar por cualquier grieta al corazón del ser humano, ofreciéndole lo que sus pasiones le insinúan. Reconoce la persona y naturaleza de cada individuo, sus fortalezas y debilidades, sus gustos, sus necesidades y, por eso vemos que a algunos los ataca con el orgullo y la altivez, a otros con el dinero y los lujos, y disfraza la verdad con falsedad, haciendo que los pecados pequeños hagan resbalar al creyente para hundirlo en las profundidades de los pecados capitales.

 

El demonio trata siempre y de forma paulatina de corromper y debilitar la fe de la persona, inicia haciendo que la persona descuide acciones voluntarias que la llevarán luego a dejar las obligatorias, a caer en la desviación, la idolatría y la incredulidad. Es por ello que este personaje se merece el título de ser el primer y más peligroso enemigo de la humanidad entera. Dios dijo: {El demonio es para ustedes un enemigo, tómenlo como un enemigo; él seduce a sus seguidores para que sean de los moradores del Infierno} [Corán 35:6]; y: {[…] y no sigan los pasos del demonio, porque él es su enemigo declarado} [Corán 2:208].

 

Al-lah nos ha prevenido de su enemistad y las ganas que tiene de corromper al ser humano, así que toda persona de buen juicio debe estar atenta a esta advertencia y esforzarse con toda su voluntad para no caer en los juegos del demonio.

 

Las distracciones de este mundo

 

Muslim registró el relato de Abu Sa’id en el que mencionó que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) dijo: “Este mundo es bello”.

 

Es natural que la persona quiera lograr el placer de la forma más rápida posible y que sobreponga el disfrute temporal al que tendrá en el más allá. No se debe malinterpretar el tema, pues no se está hablando de que el placer en sí sea malo, ya que Dios dispuso varios placeres de los que podemos disfrutar en esta vida. Lo que debemos evitar es que dicho deleite nos distraiga y nos aleje de nuestro propósito máximo: la vida del más allá.

 

Ibn Al Qaiem (que Al-lah lo tenga en Su misericordia) dijo: “Del grado de entrega que tenga la persona a los placeres de esta vida, depende la facilidad o pesadez con la que cumpla con sus obligaciones para con Dios y su deseo por lograr lo mejor en la vida del más allá”.

 

Lo anterior nos hace visualizar con claridad el significado de las palabras del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él): “Por Dios que no temo que les llegue la pobreza. Mi mayor preocupación es que les sean abiertas las puertas a las riquezas de este mundo así como se les abrió a quienes los precedieron, y que compitan entre ustedes por tenerlas de la misma forma en que ellos lo hicieron, pues así se desviarán y corromperán de la forma en que ellos se corrompieron y desviaron” (Bujari y Muslim).

 

Las malas compañías

 

Uno de los agentes más peligrosos que puede debilitar la fe de una persona, al punto de hacer que disminuya su constancia y cumplimiento de los deberes religiosos, es una mala compañía, tal como lo indicó el gran salaf Sufian (que Al-lah lo tenga en Su misericordia).

 

Un mal amigo no desea el bien para nadie, por el contrario, busca que su compañero se corrompa y desvíe, y que su certeza en Al-lah y Sus leyes disminuya y se pierda. El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) nos advirtió sobre personas así cuando dijo: “Quien tiene buenos amigos y el que tiene malos compañeros son como aquellos que siguen a quien tiene perfume de almizcle y al que aviva el fuego. Al que tiene perfume puedes comprarle o él te comparte su olor; mientras que el que sopla el fuego puede quemar tu ropa cuando te acerques a él o huelas su hedor” (Bujari y Muslim).

 

Estos son los tres enemigos más peligrosos a nuestro alrededor, que no descansan ni dan cuartel; por lo tanto, no debemos descuidarnos para que sus intentos sean fallidos y no afecten nuestros corazones, y para eso siempre debes suplicarle a Al-lah, Glorificado sea: “¡Oh, Tú que haces que los corazones se reafirmen o se pierdan, haz que nuestros corazones se mantengan firmes en la fe!”.

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